Benh Zeitlin habla de Beasts of the Southern Wild, su ópera prima

El guionista y director nos explica cómo logró realizar la película más apocalíptica, mágica y conmovedora del año.

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En Beast of the Southern Wild, Hushpuppy, (Quvenzhané Wallis) una niña de seis años, vive con su padre enfermo, el alcohólico Wink (Dwight Henry), en 'The Bathtub', una comunidad apartada de la sociedad. Una tormenta se acerca y trae consigo monstruos prehistóricos.

Benh ¿hay gente que en verdad viva fuera del sistema, como Hushpuppy y Wink? ¿Sin electricidad, a merced de los elementos?
The Bathtub es una fantasía, pero hay lugares muy al sur de Luisiana que están siendo aislados y están pasando por exactamente este tipo de catástrofe, en donde su tierra se desmorona bajo sus pies, las tormentas llegan regularmente y tienen problemas para averiguar cómo sobrevivir.

El origen de esta historia se ubica en una obra de teatro ¿cierto?
De un cuento que escribí y de la obra de Lucy Alibar, así que viene de dos lugares. Una parte, de esta utopía imaginaria en la que la gente vive libre y fuera del sistema y de cómo llega una amenaza a ese lugar. Eso fue combinado con la historia de una niña cuyo padre está muriendo y no solo eso, está muriendo mientras el mundo está llegando a su fin.

La película tiene un estilo de estructura muy libre ¿Fue concebido y ejecutado de esa manera o reinaba la disciplina en el set?
Diría que fue un caos diseñado. Trabajamos mucho en ello antes de empezar a filmar. Haciendo improvisaciones y entrevistas con los actores, haciendo correcciones masivas al guión durante ese momento para adaptar la locación tanto como a las personas que iban a actuar. Pero incluso en ese punto, cuando pones a una niña en un bote, las cosas salen mal, así que constantemente tienes que ser capaz de reaccionar con lo que pasa en el set.

¿Cómo supiste que habías encontrado a la niña que iba a protagonizar en la cinta?
Cuando Quvenzhané vino a hacer la audición tenía esta enorme capacidad de enfocarse. Hacía ejercicios con ella en donde le decía: "Ok, acabas de pisar un clavo" y ella no se salía de su personaje y tampoco sobreactuaba. Podías ver en sus ojos que estaba sintiendo mucho dolor. Fue muy sorprendente ver que alguien de esa edad pudiera dar ese nivel avanzado de actuación. Vimos a 4 mil chicos para el papel y ninguno se le acercó. 

Y también Dwight es sorprendente
Dwight trabajaba como panadero frente a nuestra oficina de selección de reparto. En algún punto llegó e hizo un monólogo sobre su vida y yo usé eso como una herramienta de escritura, ya que estaba desarrollando el libreto y pensé "vamos a traerlo y ver si puede actuar". Era muy inexperto y nos tomó mucho trabajo, pero vimos que tenía esa energía con la que llegaría a lugares emocionalmente extremos.

Algunos críticos han dicho que la película le da un aire de glamur a la pobreza o que representa un 'turismo cultural' ¿Qué respondes a eso?
En realidad la película no es acerca de la pobreza, sino de ser autosuficiente. The Bathtub es un lugar en el que la gente decide vivir. La comida es increíblemente abundante, prácticamente sacan platillos del agua y creen en el sistema que eligieron para educar a sus hijos.

¿Cómo describirías la película en pocas palabras?
Es una historia acerca de perder las cosas que te hicieron ser quien eres y es acerca de cómo sobrevives no solo física, sino emocionalmente. Está ampliamente inspirada por Nueva Orleans y el Bayou, dos lugares que se rehúsan a ser vencidos por la muerte. Cuando vas a un funeral con jazz en Nueva Orleans, empiezas con un ánimo sombrío, pero mientras vas caminando eso se transforma en un estimulante número de jazz que hace que todos celebren y rían. No se trata de cantar acerca de la tragedia, es vencerla y superarla con un espíritu que se niega a ser aplastado.

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