Una de las relaciones más largas de Tim Burton, profesionalmente hablando, ha sido con Johnny Depp. Burton prácticamente le dio a Depp la oportunidad de su vida en El joven manos de tijera, con un personaje que el actor de –en ese entonces– 27 años supo apropiarse. Y Depp se ha encargado de hacer inolvidables a los personajes centrales de las películas de Burton. Es una relación recíproca, pues.
Aquí te presentamos una semblanza de sus trabajos en conjunto.
La primera colaboración entre ambos, que resultó un parteaguas para Depp: dejó a un lado su imagen pueril con kilos de maquillaje y tijeras en sus manos, y definió un estilo camaleónico que lo acompañaría a lo largo de su carrera.
Quizás la mejor actuación de Depp (y sin duda, la cinta más completa de Burton). Ambos lograron mezclar la comedia con un homenaje al cine. Depp proyectó una imagen madura y se ganó nuestro respeto; Burton aún trata de hallar la fórmula para el éxito narrativo.
Primera (y última vez) en que Depp se presentó sin algún elemento fastuoso, como prótesis o peluca, y se concentró en darle vida a un detective del siglo XVIII. Burton se dedicó a realizar una de sus especialidades: adaptar un cuento con tintes góticos.
Depp comparó a su Willy Wonka con “Howard Hughes o quizás Charles Foster Kane”; para el resto del mundo su versión era una mezcla de Michael Jackson con Marilyn Manson. ¿En qué estaban pensando cuando aceptó el papel?
Lo más interesante de este trabajo fue que Depp aprendió a realizar la voz de un personaje para cine, y que Burton dejó en claro que era su primer largometraje animado (porque a diferencia de los que todos piensan, no dirigió A Nightmare Before Christmas: sólo fue el productor).
Uno de los musicales que puedes presumir sin pena: Burton adaptó la historia de un peluquero asesino y caníbal que, aunado al look que el mismo Depp diseñó (con grandes ojeras y un cabello demoniaco y perturbador), lograron que muchos recuperaran la fe a sus colaboraciones.
¿Por qué? ¿Qué hicimos para merecer esto? El Sombrerero, especie de Madonna neon, pudo cautivar a audiencias infantiles; pero la generación que creció con esta dupla seguirá en terapia al recordar esta fatídica escena del “baile” al terminar la cinta.
Era inevitable: en algún momento este par iban a caer en las garras de una película de vampiros. La cinta, en teoría, es mucho más oscura, recordando los trabajos de Burton de los 90, cuando mezclaba sus obsesiones lúgubres con un estilo de humor inocente. Ya veremos.
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