
Bajopuentes
Estaban abandonados, oscuros y con frecuencia malolientes, pero fueron concesionados (no preguntemos cómo fue el negocio). Ahora puedes comer unos tacos de El Huequito en el mismo crucero donde antes seguramente te habrían asaltado. El caso de Churubusco es fascinante –nunca imaginé que los Chupacabras salieran de la clandestinidad–, pero me encanta lo que pasó en José Vasconcelos (Condesa). Fue el primer bajo puente rehabilitado, aunque más cercano a un centro comercial que a un parque.