El Camino del héroe cómic
Editorial Planeta

Rockstar Comics: El Camino del héroe, una nueva vieja aventura de soñar

El Camino del Héroe publicado por Editorial Planeta, no es precisamente lo más original, ni busca serlo, es un ejercicio personal y disfrutable

Editado por
Jesús Chavarría
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Los lineamientos propios de "El Viaje del Héroe", aquí referido en el título mismo, y del cual hablaba Joseph Campbell desde mediados del siglo pasado, y luego lo harían distintos autores como Robert McKee; han servido como base para toda clase de propuestas dentro del arte y el entretenimiento.

Star Wars Episodio IV: Una Nueva Esperanza con su joven protagonista soñador agobiado por su entorno, quien recibirá el llamado de la aventura para enfrentar una serie de pruebas que le llevarán a la madurez, contando por supuesto con un mentor, es uno de las más populares y claros ejemplos.

Esta estructura utilizada como escape para explorar la naturaleza de la tragedia, estableciendo insólitos juegos de meta-ficción, ha dado como resultado obras tan sugestivas como ese vehículo de autoreferencia pura llamada Ready Player One, o Reborn de Mark Millar con sus dilucidaciones sobre el más allá, e incluso algunas de menos llamativas como azucare Punch de Zack Snyder.En el caso de El Camino del Héroe de Andrés H. Ramos mejor conocido como Mr. X -creador del exitoso espacio The Top Comics-, ambos conceptos son retomados al pie de la letra.

En ese sentido hay muy pocas novedades, pero el acierto está en lo orgánico del mecanismo de ida y vuelta entre las dos realidades, que va equilibrando a la perfección el impacto que causan las acciones de una en la otra, dándole el mismo peso dramático a lo mundano y lo extraordinario, para mantener la fuerza narrativa del relato sobre un adolescente cuyo padecimiento detona una odisea en paralelo para enfrentar un futuro donde la inteligencia artificial ha llevado a la humanidad al borde de la extinción.

La ironía de que el origen de dicho conflicto esté directamente relacionado con lo que podría haberle salvado la vida, así como lo amargo de que la herramienta para entrar y salir de ese otro mundo representa uno de los desesperados intentos por mantenerle con vida y funciona más como paliativo, van delineando una melancólica ensoñación que reflexiona sobre el proceso de resignificación sobre la trascendencia de cada momento, al que empujan las despedidas.

Todo mientras el discurso apunta a cuestionamientos clásicos de la ciencia ficción, entre ellos el que alude al afán del hombre por entender y controlar su entorno y que suele llevarle a quedar indefenso ante sus propias creaciones. Los personajes bordean el estereotipo, empezando por un villano que perdió el camino entre las buenas intenciones -con la nanotecnología involucrada-, y los integrantes de una resistencia humana en constante batalla contra máquinas mortales, que se presenta como modelos simples.

Sin embargo, esto es en favor del encanto de cierta sencillez, y  la agilidad del desarrollo de una propuesta que no niega la receta sobre tramas postapocalípticos a la que recurre, sino que la asume y prefiere ofrecer una puesta al día de la misma, lo cual consigue gracias al trabajo del artista Keder Lebeau, quien entrega secuencias donde aquello que no se cuenta entre una viñeta y otra, proyecta la evocación necesaria para luego contrastarlas con la espectacularidad de la conjunción del cartoon y el anime; priorizando el mensaje sobre la pérdida.

Es por ello que los pasajes fantásticos son muy llamativos, pero lo son aún más los que se ubican en la realidad y hablan sobre el núcleo familiar, con puntos muy específicos de identificación, como el gusto del protagonista por los cómics y los videojuegos, así como el sentimiento de otredad que parece definirlo, y el autodescubrimiento que hará que éste desaparezca.

Como decíamos, El Camino del Héroe publicado por Editorial Planeta, no es precisamente lo más original ni busca serlo, es un ejercicio muy personal y disfrutable, que retoma los códigos clásicos para ejercer el derecho a crear mitos propios, compartirlos e invitar al lector más joven -y quizás no tanto-, a que haga lo mismo y sea el protagonista de su propio vida. 

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