Doncella café cafetería temática disney tabacalera
Foto: Alejandra Carbajal

Fuimos a cenar al castillo de Bella y Bestia. ¿Cómo fue la experiencia?

Te contamos cómo vivimos la cena temática, organizada por Doncella Café

Rodrigo Broschi
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Rodrigo Broschi
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Afuera de una gran casona blanca, cuya ubicación se mantendrá en secreto para conservar el misterio, estábamos cerca de 15 personas esperando pasar. La mayoría íbamos en pareja pero también había familias completas. Cuando el reloj marcó las 9 pm, un hombre alto con un delantal negro nos hizo la invitación a pasar: “Es hora de la cena”, dijo.

Entramos y lo primero que llamó mi atención fue la iluminación tenue, junto con la gran alfombra que se extendía por los cuartos de techo alto. Llegando nos explicaron que el lugar en tenía más de 100 años. Y así se sentía. No en el sentido de parecer antiguo, más bien, me quedaba la impresión de que las paredes y la mesa larga del Gran Salón atesoraban cientos de historias.

Esa noche, los invitados a la gala fuimos testigos de una.

Antes de tomar asiento, un gran rugido hizo temblar las paredes. “¿Quién anda ahí?”, se escuchó con una voz monstruosa. Los anfitriones se disculparon y nos dijeron que tal vez el amo no estaba de muy buen humor. Afortunadamente, la tensión disminuyó cuando amablemente nos ofrecieron un cóctel de rosa encantada.

Ya comenzada la cena llegó el primer plato, una sopa de cebolla con crotones y queso gruyere. ¡Una delicia cocinada por la Sra. Pots! Mientras comíamos, Lumiére cantó para amenizar la velada. Yo no sabía, pero tiene una gran voz.

Antes de que nos sirvieran el plato fuerte, una copa de cristal en forma de rosa se llenó de vino tinto. Lo probé y lo hice girar un par de veces. Estoy seguro que eso tiene una razón de ser, que el movimiento despierta los aromas y los sabores…  pero yo lo hice porque se veía muy romántico. Los candelabros con velas cuya flama era tenue y hacía gotear la cera, reforzaban mi punto.

Al poco tiempo llegó el short rib, braseado en cerveza y acompañado de puré de papa trufeado. Dicen que la magia está en los pequeños detalles y un buñuelo decorado con la frase “Fábula Ancestral” fue la corona del plato principal.

En este punto de la cena fue que salieron los protagonistas de la noche; la Bella princesa de vestido amarillo y la Bestia, que minutos antes se había enfadado por nuestra presencia. El mayor encanto es que, a pesar de que todos conocíamos la historia que cantaban, no nos resultaba menos conmovedor.

Ya algo satisfechos, hizo su entrada el momento dulce. Un hermoso arreglo de petit fours montados en un espejo. Me encantó la textura del éclair de amaretto pero el macaron de pétalos de rosa me conquistó por su apariencia.

Terminando los tres tiempos, levanté la servilleta de mi pierna y le agradecí a los anfitriones por tan mágica cena. La experiencia no “me hizo sentir” en un cuento de princesas. La experiencia me llevó, entre velas, música y elegantes cubiertos, a vivirlo en carne propia. Un sueño hecho real.

¿Tú también quieres cenar en el castillo de Bella y Bestia? Sigue las redes de Doncella Café para enterarte de las próximas fechas.

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