Desde 1996, en México se ajusta el horario dos veces al año con la intención de aprovechar la luz solar y reducir el consumo de energía eléctrica. El primer domingo de abril inicia el horario de verano y se adelanta el reloj una hora. Mientras que el último domingo de octubre arranca el horario de invierno y el reloj se atrasa una hora.
Este domingo 30 de octubre es momento de girar las manecillas hacia atrás. La recomendación es que el sábado 29, antes de ir a dormir, atrases tu reloj una hora. Esto porque oficialmente el cambio se hace a las 2am —entonces mejor desde antes—.
Lejos de ser una modificación más de rutina, este podría ser el último ajuste que se haga al horario en prácticamente toda la República Mexicana. La Cámara de Diputados ya aprobó la eliminación del horario de verano. Falta la votación en el Senado.
En caso de que a la iniciativa le den luz verde, a partir del próximo año solamente los municipios colindantes con Estados Unidos aplicarían el horario de verano. El resto del territorio mexicano, con suerte, regresaría a un estándar.
¿Por qué se busca esto? Además del impacto en la salud, el horario de verano no ahorra tanto como se pensaba. La preservación de la energía se encuentra por debajo del 1% del consumo anual, debido a que poco a poco se han ido incorporando otras estrategias de eficiencia, como el retiro de focos incandescentes.
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