A la voz de "para todo mal, mezcal, y para todo bien, también", el destilado de agave ha invadido la ciudad. Aunque son muchas las razones coincidentes, a este boom le podemos aceptar un origen científico: a fines del siglo pasado, antropólogos de la UNAM confirmaron que de la planta del maguey, además del pulque y el tequila, los antiguos mexicanos obtenían mezcal mediante un sofisticado sistema de cocción.

SU ORIGEN
Para probar su origen prehispánico, en 1998 diseñaron La ruta del mezcal, que recorre comunidades indígenas que lo producen siguiendo los métodos más tradicionales. Como suele suceder, una cosa trajo las demás: reconocimiento de la gran variedad, sus diferentes sabores y olores; valores culturales y artesanales; leyendas y tradiciones; regiones, denominación de origen y la Norma Oficial Mexicana.

SU POPULARIDAD
Su boom en los últimos años se atribuye a tendencias como la de buscar formas de vida más sanas, con alimentos y bebidas orgánicos (60% de los mezcales lo son); el regreso a los orígenes, la conservación de las tradiciones y, desde luego, a la labor de empresarios como Santiago Espinosa de los Monteros (mezcal Mero Mero), Mario Mendoza (Sin Piedad), Eduardo Mestre (Los Siete Misterios), Walter Meyenberg (Fortuna) o Braulio Díaz (La Perla). Algunos de los ejemplos más notables que encontramos en bares del DF son Real Minero, de Santa Catarina, Oaxaca. El maestro mezcalero Lorenzo Ángeles Mendoza y su hija Graciela han logrado llevarlo a Los Angeles, Nueva York y Alemania. Otros ejemplos son El Sanzekan, de Guerrero, que da trabajo a más de 300 familias; el Cuish, de Oaxaca, con el que Félix Hernández, un joven de 24 años, ha unido 14 productores y les ha dado un sentido artístico; el Platanar, que fue rescatado por Laura Figueroa, o el Tuitán 2005, de Nombre de Dios, Durango, que tiene a Elisa Chairez como la maestra mezcalera, una de las pocas mujeres dedicadas a esta ancestral labor.

EN LA ACTUALIDAD
Hasta ahora se reconocen ocho regiones mezcaleras, más de 30 variedades de agave y más de 800 marcas. Todo un mundo por descubrir. Ahí vienen también los destilados artesanales mexicanos, con bebidas como el bacanora, el sotol o la raicilla, que crecen a la luz del boom del mezcal, su primo más en boga.

Gracias DF

La ciudad tiene mucho que dar, por eso es posible editar una guía mensual como Time Out México. Salimos en búsqueda de las tendencias y lo que hace tan placentero vivir aquí. Eso siempre se agradece

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