Si bien para alcanzar el éxito, la serie Riverdale apostó por los lineamientos de fórmula correspondientes al drama juvenil y el suspenso con aire a telenovela, conservando únicamente los nombres del cómic que toma como base, al menos eso sirvió para que este terminara de consolidar una necesaria reinvención, la cual ya venía empujando desde unos años antes y que no terminaba de llevar hasta sus últimas consecuencias.
A veces menospreciado por aquellos que se quedan solo con los referentes más inmediatos y popularizados por los productos destinados al mero entretenimiento, el robot no solo es un recurrente dentro de la ciencia ficción, sino que se ha convertido en uno de los vehículos ideales para desarrollar retratos críticos con respecto a los escondrijos de nuestra propia naturaleza. Prueba de ello es Isaac Asimov, quien teniéndole como punto de partida, entregó reflexiones sobre el significado de aquello que nos hace humanos, así como exposiciones sobre la comprensión y la empatía hacia las diferencias.
Fue este mismo autor ruso el que consolidó las llamadas tres leyes de la robótica, sobre las cuales se rige el universo que fue construyendo a través de sus escritos, las cuales han sido referidas y hasta reinterpretadas en otras obras; por ejemplo, en el evocador anime Eden, recién estrenado por Netflix.
Es curioso que Star Wars, en contraste, al ser una de las sagas de fantasía y ciencia ficción más influyentes dentro de la cultura popular, estar plagada de robots e incluso teniéndoles como parte de los protagonistas, tenga tan pocos pasajes enfocados en las implicaciones de su existencia. Es por ello que mas allá de la conexión que tiene con la línea cinematográfica principal, cobra relevancia Star Wars Especial C-3PO que fuera publicado en formato de One-Shot, entre El despertar de la Fuerza (2015) y Los últimos Jedi (2017).
Recomendado: Los 20 mejores personajes de Star Wars.
Y es que a partir de que un grupo de droides encabezados por C-3PO quedan varados en un planeta hostil, nos presenta una travesía que aprovechando las funciones para las que fueron construidos cada uno de ellos; algunos destinados a la construcción, otros al auxilio médico, otros más a la protección y el combate, aunado a que no todos articulan palabras, sino que solo emiten sonidos. De esta forma, adquiere un alto grado de dramatismo, pero sobre todo arroja cuestionamientos sobre lo que define este tipo de inteligencias artificiales, de acuerdo a los lineamientos de la imaginería a la que pertenecen.
Así entonces, sabemos que muestran rasgos de lealtad pero, ¿qué tan real es cuando, a pesar de los distintos grados de conciencia que poseen, no tienen libre albedrío y además se les borra la memoria a conveniencia de sus dueños? ¿Y acaso no es posible que queden recuerdos de su pasado, empujándoles a una disyuntiva ante la que se supone no tienen la capacidad de decidir? También los hemos visto establecer largas alianzas entre ellos, ¿esto quiere decir que pueden forman vínculos con sus iguales? ¿Y que tanto está delimitado por la presencia humana? ¿Y que pasaría si estuvieran solos como en este caso?
Esas son solo algunas de las preguntas que surge y le dan forma a Star Wars Especial C-3PO, publicado por Editorial Panini. Sin duda, es una pequeña joya de lo que ha sido la reorganización del Canon realizada por Disney dentro de los cómics. ¡Ah, sí!, también explica la razón del brazo rojo que lució un tiempo el personaje, en la última trilogía fílmica de la franquicia.