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El ambiente es tranquilo, pero es uno de esos lugares a los que se va por la comida. La decoración sobria armoniza con la música de piano en vivo que deja sonar boleros y un poco de tango. El servicio es de primera y el espacio limpio. Aquí disfrutarás uno de los mejores fondues de queso del DF, el Chateaubriand está perfectamente cocido y los caracoles (escargots) son una garantía en un lugar cuya permanencia en la escena gastronómica tiene más de cuatro décadas. Redescubre este chalet sobre Insurgentes.