Tras algunos meses en remodelación, Casa Lamm tiene un nuevo espacio gastronómico.
A primer vistazo, su muy bien cuidada decoración (hecha por Cuaik Arquitectos) no hace obvio el hecho de que se trata de un bistro mexicano, pero sí que es la apuesta de Grupo Hunan por sumarse al ala sofisticada y de cartera solvente de la Roma.
Un segundo paseo con la vista por el lugar y por la carta deja claro que aquí la propuesta es una interpretación contemporánea de lo mexicano, aunque también es posible encontrar un camembert frito en salsa de frutos rojos, ensalada capresse o salmón a la parrilla.
Pero a lo que nos truje: el antojo botanero recibirá bien unas chalupas de plátano macho (servidas con tinga de res) o unas picaditas de jaiba. Después, compartir una cazuela de cochinita pibil en domo de maíz (acompañada con frijoles y salsa casera) o concentrarse en una cecina de res al carbón con mixiote de nopales saciará casi cualquier hambre.
Eso sí, que no haya carta física de postres no implica que uno deba hacerse de la boca chiquita; basta preguntar al mesero para saber que hay jericalla (en una presentación que la asemeja más a un crème brûlée) o un muy recomendable flan de guayaba.
Lo que no está de más saber: en la cuenta se carga un costo de cubierto por persona, que podría justificarse con la minientrada y la degustación de alguna bebida que te sirven casi tan pronto llegas a la mesa.