Desde hace alrededor de diez años, la sobreoferta de restaurantes italianos y argentinos en la ciudad ha ocasionado que elegir el adecuado signifique una verdadera odisea gastronómica. Enhorabuena para los vecinos de la Del Valle, la sucursal Primo Bacio (primer beso, en italiano) abrió el año pasado en un local pequeño y acogedor que se ha convertido en el favorito de las parejas que viven por la zona.
El menú ofrece antipasti, risottos y otros platillos tradicionales de la cocina italiana, pero la especialidad de la casa son las pizzas a la leña. De entrada elegimos el portobello con mariscos, una entrada muy bien presentada acompañada de cebolla, camarón, calamar, crema con un toque picante y reducción de balsámico. Desde la entrada resulta notorio que el chef, Erik Joken, tiene a bien cuidar la presentación de sus platillos.
Entre sus sopas destaca la crema de limón perfumada con finas hierbas, la tradicional minestrone y la crema quattro formaggi. De las opciones de pizzas, pedimos la giulia, con calamares, camarones, mejillones, ajo, peperoncino, queso mozzarella y salsa de la casa. El platillo logró distinguirse por sus ingredientes frescos y una masa delgada a la que quizá sólo le faltó una consistencia más crocante. Resulta interesante notar que las de tamaño “individual” son bastante convenientes para compartir entre dos.
Pedimos una copa de vino de la casa, en esta ocasión tienen disponible el californiano Maggio Cabernet Sauvignon, pero sus opciones de vino por copa cambian cada mes. Seguimos con el risotto cairoli con cordero y almendras, un plato sencillo que destaca por la suave consistencia de la carne y la adecuada cocción del arroz. Para cerrar es obligado probar el café de la casa.