Se trata de un restaurante con concepto ecléctico y cómodo. Los espacios son amplios y con mucha iluminación, hay un toque de sobriedad elegante con los colores negros en algunos sitios y grises en las mesas, aunque no llega a ser aburrido. Se antoja para pasar un rato familiar o para celebrar algún acontecimiento en el trabajo, considéralo para las comidas de negocios.
La atención del personal te hace sentir en un restaurante exclusivo, de inmediato tomas una mesa y tienes las recomendaciones de la casa. El olor a parrilla del comedor te despierta el apetito: la carta es un comodín, encuentras todo tipo de platillos con combinaciones mexicanas, asiáticas e incluso europeas.
Aunque la carta es extensa es fácil elegir de acuerdo al antojo que tengas, las opciones son de mar y tierra. De las entradas de mariscos destaca el aguachile de camarón o de garra de león, o las tostadas de atún con habanero que tienen el picor suficiente para abrirte más el apetito. De la tierra tienes que probar el chicharrón de rib eye, sabe sofrito y ligeramente salado, pero el aguacate que lo acompaña hace buena mancuerna.
Hay rollos de sushi y aunque no lo pude probar, se antoja el tuna grill roll con salmón tempura, atún al grill y Sriracha. Luego están los cortes de carne donde el ribeye con hueso se lleva el estelar pues es un kilo de producto a la parrilla. El filete al cuchillo lo preparan con mantequilla y limón meyer. Pide un tuétano asado para acompañar o un betabel al grill. Si buscas pescados y maricos tienes varias opciones con Amalia. El salmón lo sirven con una salsa agridulce de balsámico y chipotle. Como te decía, Amalia tiene para todos los gustos y cualquier platillo parece cumplirlo.