Blanco Colima

  • Restaurantes
  • Roma
  • 4 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
  1. Foto: Alejandra Carbajal
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  3. Foto: Alejandra Carbajal
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  4. Foto: Alejandra Carbajal
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  6. Foto: Alejandra Carbajal
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Time Out dice

4 de 5 estrellas

El blanco denota limpieza, pureza, belleza y elegancia; en la búsqueda por expandir la experiencia gastronómica, Blanco Colima genera sensorialidad que evoluciona en esa línea.

Sus espacios arquitectónicos con mármol, piedra, mosaicos en blanco y negro, vitrales coloridos, relieves decorativos y detalles barrocos, aterrizan el placer de un espacio visualmente estético en una promesa de alta cocina. La casona porfiriana en la esquina de Colima y Orizaba tiene todo lo que se necesita para satisfacer a los exigentes comensales de la Roma y lo hacen con tres propuestas para comer, beber y un espacio para mostrar arte.

Primero, hay un área lounge minimalista que es el bar de Blanco Colima, ubicado en el patio techado de la enorme casa. Los colores negros del mobiliario contrastan con el blanco de las paredes y los detalles geométricos que decoran el techo. En abundante luz natural, y en alguno de los asientos tipo lounge, puedes beber un coctel o pedir algún bocadillo de la carta compuesta por tapas. Las alcachofas a las brasas son una excelente opción, el corazón es tierno mientras que las hojas firmes, sazonadas con sal de grano y un toque de vinagre de vino blanco.

La segunda modalidad se ubica en el primer espacio dentro de la casa, a esto le llaman Belafonte y es el oyster bar en donde los colores caoba comienzan a predominar. El chef japonés Hiroshi Kawahito creó el menú que fusiona el oriente con nuestros gustos gastronómicos. En el menú están las ostras y los mariscos frescos, como ostiones de temporada o unos abulones rasurados; les faltó aventurarse a usar combinaciones diferentes, a jugar con los sabores y a atreverse, no obstante, la ejecución es excelente. 

Luego viene Lázaro, la propuesta fine-dining. Este comedor convierte el ambiente en elegancia y la atención del servicio toma un tono galante que asegura una experiencia de primer nivel.

Prueba el gravlax de salmón canadiense –marinado en sal y especias– con rábano picante, caviar y blinis, en conjunto es un platillo fresco al que le rocías en la mesa unas gotas de limón amarillo asado. Como plato fuerte puedes pedir el solomillo al vino tinto con papa trufada y ejotes. En término medio la carne queda jugosa, junto con la salsa semidulce de vino tinto y el aceite de trufa en la papa, el platillo convence de tener un balance sensorial.

Con la carta de alimentos en Blanco Colima se fueron a la segura, esperábamos que las sorpresas y el riesgo se vieran desde el menú. Aunque podríamos encontrar estos platillos en otros restaurantes de alta cocina, aquí la técnica, los sabores y la solución visual que le dieron a los montajes resultó impecable y cumplen con su juramento de ser cocina contemporánea.   

Para el postre se vistieron de gala con los productos reposteros de Le Macaron Boutique, con una vitrina que más que antojar obliga; hay macarrones de cassis de un color morado intenso y sabor frutal, otros clásicos de chocolate o los exóticos de queso de cabra con higos. Si quieres pedir algo para tu mesa lo puedes hacer y te llega desde un húmedo panqué de naranja hasta un éclair de café; este espacio repostero se hace valer por sí mismo.

En la planta alta de la casa se encuentran varias salas, disponibles para reuniones o eventos privados. También ahí se encuentra el salón de arte en el que se expone el trabajo de artistas emergentes; se presenta desde fotografía hasta moda, funcionando como un punto de encuentro cultural. En su página web o redes sociales puedes conocer las exposiciones y las fechas.

Blanco Colima es demasiadas cosas reunidas en un solo punto y te hacen respirar con aire joven un lapso de formalidad. 

Escrito por
Bernardo Robredo

Detalles

Dirección
Colima 168
Roma
México, DF
06700
Transporte
Metrobús Durango
Precio
Consumo promedio por persona $650
Horas de apertura
Lun-sáb 1pm-1:30am, dom 1-8pm
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