Lo primero que pedí en Bou fue una de las famosísimas berlinesas. Las llevaron a la mesa con todo y cubiertos, y yo pensé: “¿por qué alguien usaría cubiertos para comer un pan dulce?” (¿recuerdan a George Constanza comiendo chocolates con cubiertos?). Pero tras tomar la bolita de pan glaseada y bien rellena de mermelada, lo entendí. Los panes en Bou están tan, pero tan rellenos, que es imposible comértelos con las manos. Y esa fue la primera sorpresa de esta panadería en la Roma.
Si algo hacen bien en Bou es el pan. Y además de la berlinesa que me hizo usar hasta los pantalones como servilleta, también tienen roles de canela, chocolatines, roles de guayaba, kouing amann de masa madre y relleno de caramelo con un toquecito de sal, conchas hechas con masa madre, galletas gigantes y deliciosas y roles de guayaba.
Elegir una pieza de pan y recomendarla como la mejor es una tarea demasiado ardua, porque todas tienen lo suyo. Hay desde lo más atascado hasta piezas más ligeras, pero si hay un pan que haga notar que acá sí le saben a aquello del amasijo, es el croissant. Y si ustedes no lo saben, acá les contamos: hacer una de estas piezas no es nada fácil, pero aquí quedan deliciosas y perfectas.
En Bou puedes acompañar tu pan, galleta o tarta con una taza de café; aquí usan granos de Chiapas y Nayarit. Y si quieres una comida completa, también se vale. Preparan desayunos, que están disponibles todo el día (¿pancakes a las 5pm? ¡siempre!), y también tienen opciones para la comida como ensaladas, sándwiches, focaccias y hamburguesas. Todo en un lugar con muchas mesas al aire libre, una barra preciosa e instagrameable y un espacio perfecto para disfrutar el día.
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