Es un pedacito de Coapa en plena Narvarte, la onda es venir a cantar karaoke y a escuchar música en vivo. El espacio es bastante amplio y las sillas de madera y mesas color caoba abundantes. Hay pantallas para ver la transmisión de tu deporte favorito y las meseras te atienden en corsette y botitas picudas.
La carta de bebidas es digna de una cantina, pero me fui a lo básico: cerveza y piña colada (un frappé de jarabes con ron). La comida tardó, pedí pulpo rostizado y costillitas BBQ. El pulpo estaba chicloso y no tenía el pepinillo que prometía en la carta. A las costillas les faltó cocción y empeño en el sabor y presentación; tenían la misma ensalada que pusieron para suplir el pepinillo del primer tiempo –una mezcla agridulce de col blanca con zanahoria y cebolla morada–. La mesera parecía primeriza, aunque esmerada, y a pesar de que el capitán de meseros se acercó a saludar, no sentí que me hubieran atendido de acuerdo a los precios que cobraron por cada platillo.
El área del karaoke se ilumina de colores para prender el ambiente familiar, esta oferta la puedes aprovechar n lo que las demás áreas del restaurante corrigen lo necesario.