Suena a un nombre común que podría ser de un norteño de Saltillo, pero no. Juan Valdez es un personaje que inventaron para representar a todos los cafeteros colombianos y la calidad de su grano en los cincuenta. Desde entonces, la exitosa figura ha difundido la cultura cafetera por medio de anuncios y tiendas en diversos países, entre los que México es nuevo en la lista.
Juan Valdez está en Pasaje Santa Fe, lo que lo hace sumamente atractivo para estudiantes y oficinistas de la zona. Lo malo es que la terraza es una especie de toldo blanco y hace mucho calor, ya que éste no es precisamente alto, pero tampoco está insoportable.
La cafetería es un clásico, una marca en la que se puede confiar. La decoración propicia seguridad y credibilidad por su diseño y colores, como el rojo avinado en sus vasos y la madera chocolate en sus mesas y sillas. En fin, es un espacio sumamente acogedor que se extenderá a Polanco, el aeropuerto e Interlomas.
Si te gusta el café frío, la recomendación es un nevado, bebida preparada, fuerte e intensa, pero a la vez fresca y no empalagosa, cosa que se agradece. Juan Valdez es el primer lugar en ofrecer la combinación ideal del vanicanela, un latte de sabor ligero, bueno para una tarde de chisme o de trabajo en equipo. Uno de los meseros me contó que el secreto de la mezcla es que el café de altura se tuesta poco y el café de baja altura debe tostarse mucho más; ésta es la técnica que usan para obtener un café pulcro en suavidad y textura.
Para comer hay opciones dulces como postres de café y el esponjoso pastel de vainilla. En lo salado, el pastel de pollo es buenísimo como lunch de medio día.
Un espacio que demuestra que las cosas se hacen bien en Latinoamérica, que hay estilo, buen gusto, experiencia y ganas de estar en la mira internacionalmente.