El Centro de la CDMX es un lugar donde el pasado y el presente convergen, nos hacen enamorarnos de nuestras raíces y disfrutar del aquí y ahora. Los Fridos Café es para quienes disfrutamos ver a la ciudad desde perspectivas diferentes.
La calle de Donceles es popular por la variedad de librerías de viejo, y creí que en mi camino este café deambularía entre estos locales, pero no. Para mi sorpresa estaba justo al inicio de la calle, donde todavía no empieza dicho paraíso literario. De hecho se entra al edificio por el lado del eje central.
Subí por un elevador al piso más alto para dar con Los Fridos Café. La temática festeja el folklore nacional, desde la decoración con papeles picados, el menú escrito con modismos como pa’que amarre, refiriéndose a los platos fuertes, y pa’endulzar el corazón sobre los postres.
Me fui hasta el fondo para apreciar de la vista de 180 grados, y claro que puedes asomarte y tomar fotos. Con las sillas altas puedes ver los edificios más icónicos, como el Palacio Postal (mi favorito), el Palacio de Bellas Artes, la Torre Latinoamericana y más alejados la torre insignia de Tlatelolco y la torre de Pemex. Además coinciden los cerros para admirar el Valle de México custodiados por montañas.
Pal’calor elegí frappe de taro y lo acompañé con un pan tostado con pesto, jitomate y cilantro, al que le llaman bandera. Una combinación con mucho sabor que me abrió el apetito para comerme una chapata clásica de jamón y queso.
Es claro que iba con hambre, pero a media chapata me di cuenta que estaba casi llena y quería probar la especialidad del lugar, casi tan fotogénica como el paisaje de fondo: la bomba de amor, que es una concha rellena de helado con chocolate. La pedí con helado de vainilla y su dulce combinación ganó mi corazón.
Aquí se viene para el antojito cafetero de media tarde o para el toloache (no es cierto; sí es cierto), un acierto al disfrute casualón en la metrópoli. Como dato: los alumnos de Frida Kahlo se conocían como “Los Fridos”.