Frente a la glorieta en la que Diana se erige, lista para soltar la flecha cazadora, encontramos Mentor, en el primer piso del Hotel St. Regis. Este nuevo restaurante de cocina griega es una muestra de lo que la gastronomía mediterránea puede hacer con ingredientes simples y frescos.
Basta entrar al lugar para sentir que has llegado a alguna isla helénica, el ambiente y la excelente atención son el complemento perfecto del viaje gastronómico que estás a punto de hacer. Quizás a lo que le falta atención es a algunos de los elementos decorativos, las numerosas flores de plástico afectan la atmósfera elegante en contraste con los olivos naturales.
El menú de cocteles es extenso, aquí se fusiona el mezcal con sabores mediterráneos, y un poco de queso feta. El Filoxenia, fresco e impactante, combina ginebra con licor de ruibarbo Giffard, licor griego Skinos Matiha y cítricos con betabel, y es el inicio perfecto de esta jornada.
La calidad de los ingredientes se nota, empezando por el pan de masa madre y el aceite de olivo, ambos artesanales y de receta tradicional. Para probar un clásico del mediterráneo, el Melitzanosalata agioritiki es imperdible, puré de berenjena y pimientos rostizados acompañados de pan pita calientito. La clásica ensalada griega aliñada bien podría ser el plato fuerte, el queso de cabra y el feta, los tomates frescos y las hierbas que la sazonan son la muestra de que a veces menos es más.
El cordero promete ser inolvidable, pero recomiendo el pollito de leche, digno ejemplo de cómo una carne suave y de gran calidad, sazonada con simpleza, es un manjar. Para finalizar están los clásicos Loukoumádes, o bolitas de masa frita tanto bañadas en miel o chocolate amargo, espolvoreadas con trocitos de pistache. Eso sí, debes considerar que si vas con poco presupuesto te será imposible disfrutar de una comida completa.
—Aura Mendoza
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