En CDMX los tacos son parte esencial de la dieta y en esa materia todas somos expertas para recomendar los mejores puestos, pero cuando se trata de carne, si un trompo es de sirloin, ahí tiene toda nuestra atención (y apetito, claro) para calificarlo. El Remolkito, con veinte años de historia desde que se fundó en Tabasco, conquistó la ciudad cerca de El Azteca y ahora va por la Roma con sus gaoneras de sirloin y gringas con queso menonita.
Al entrar a la taquería, te reciben discretas mesas; si miras a la derecha, puedes ver el trompo de corte de carne top sirloin girando, para hacerte salivar. El fundador, Fernando Gonzales, se asegura él mismo de que el insumo y la carne sean de primera; se montan en láminas que permiten capturar el sabor al salir del trompo. Y sí, probamos todo.
Su gaonera es la estrella de la casa; se rebana de manera fina, se cocina a la plancha para montarse en tortilla de harina con guacamole, cebollas asadas y salsa de la casa (que sí pica). En su versión gringa lleva queso menonita gratinado. También pedimos la tostada con estofado que va marinada en salsa de la casa; tomate tatemado es lo principal, a la que gotas de limón y cilantro le dan el toque final.
Adicionalmente, hay tacos solos y con queso, o volcanes con su religiosa porción de queso, paquetes para llevar o compartir la sobremesa con más comensales. Su oferta en bebidas va más allá de las cervezas claras y oscuras. Pide una limonada de zanahoria con el vaso escarchado en chamoy picoso, por demás fresca y perfecta para mitigar la acidez de las salsas. Si buscas algo menos dulce, la horchata con café es para ti.
El fanatismo de su fundador por el futbol se nota en los jerseys que decoran la taquería, la vibra del lugar es bastante relajada y, como es de esperarse, transmiten el partido en turno en las pantallas. Ideal para comer con tus papás, saliendo de la oficina o para un antojo de tacos con carne de primera.
Lo que comenzó como un proyecto en Tabasco se ha convertido en una parada obligatoria para los que saben de carne; sus cuatro sucursales certifican su éxito en CDMX. Olvídate del tradicional pastor; el trompo y la elección de insumos se notan en cada bocado. El corte es fino y suave, sin rastro de grasa. Cierra con el cheesecake de frutos rojos o un flan casero.