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[title]88% de los pacientes con cáncer de páncreas mueren. Esta demoledora estadística, sobre el tipo de cáncer más letal del que se tiene registro, podría revertirse con una vacuna de ARN. Ya es una realidad y en las primeras pruebas los resultados fueron esperanzadores. Esto sabemos.
El prometedor avance científico se publicó en el sitio de Nature Research Custom Media, uno de los medios especializados más importantes de Inglaterra. En él, se especifica que la vacuna contra el cáncer de páncreas está basada en ARN, la misma molécula que hizo posible la inmunización en tiempo récord contra el COVID-19.
La primera ronda de ensayos clínicos fue aplicada a 16 personas, arrojando buenos resultados. De los participantes, la mitad tuvo una reactivación en el sistema inmune y ninguno de ellos sufrió recaídas del cáncer en un periodo de un año y medio. La otra mitad, que no tuvo reacción inmunológica a la vacuna, sí tuvo recaídas. ¿Qué significa esto? Que el tratamiento es eficaz con aquellos pacientes en los que se consigue estimular el sistema inmune.
De hecho, uno de los pacientes que recibió la vacuna tenía cambios en el tejido del hígado —a pesar de que su cáncer era de páncreas— y respondió favorablemente a la vacuna. Este hallazgo es aún más importante porque podría indicar que el tratamiento es útil no solo para los tumores primarios, sino también para metástasis.
¿Por qué el 12% de los enfermos de cáncer de páncreas pasa muchos años sin sufrir recaídas? Esta es la pregunta que inspiró el desarrollo de la vacuna. Vinod Balachandran, el médico que dirige el proyecto de investigación, mencionó que todo se basa en una análisis de muestras de sobrevivientes a largo plazo, para intentar replicarlo en el resto de pacientes.
Las limitaciones de la vacuna contra el cáncer de páncreas
Indudablemente, el desarrollo de este estudio es una luz en el camino. Aún así, tenemos que dimensionar las cosas y entender que es muy difícil establecer una comparación entre una prueba controlada y lo que realmente sucede con los sobrevivientes a largo plazo. Lo que es un hecho, es que las células que se activan en ambos casos son las mismas: los linfocitos T.
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