Mucho se ha escrito y elucubrado acerca del Segundo Imperio Mexicano y sus protagonistas, Maximiliano de Habsburgo y Carlota Amalia de Bélgica. Más allá de los hechos históricos, el director Gerardo Ballester Franzoni propone a través de esta obra su versión sobre la mujer que alguna vez tuvo frente a sus ojos un futuro prometedor y que pasó el final de su vida entre los claroscuros de la locura.
Adiós Carlota es un espectáculo sin palabras, aunque no por eso es silencioso, pues lo acompaña la espléndida interpretación del piano a cargo de Deborah Silverer (pianista titular de la Filmoteca de la UNAM, la Cineteca Nacional y del Festival de Cine de Morelia, desde 2004). Los títeres son los encargados de interpretar a los personajes que forman cuadros plásticos, asemejando escenas del cine silente.
Ellos se encargan de hacernos testigos de las conversaciones que Carlota tenía con sí misma y sus recuerdos durante los últimos años de su vida, memorias que involucran a su amado esposo y las consecuencias de las decisiones que tomaron.
Ocho actores dan vida de una manera diestra y entrañable a los espectaculares títeres que interpretan la historia. Apoyados en pocos pero atinadísimos elementos escenográficos, estos llevan al espectador como si fuera un niño a la intimidad y al ambiente acogedor y demoledor de la habitación de esta octogenaria mujer que vive de sus recuerdos.
Durante 60 minutos, el público se conmueve a través del contraste entre la dura realidad y la imagen inocente de las marionetas. El espectador se hace cómplice de la emperatriz, al grado de sentir comprensión y dolor junto a ella.