Julián Robles está totalmente aburrido. El productor que ha llevado a escena proyectos exitosos como Bozal de Richard Viqueira y la ópera El juego de los insectos de Federico Ibarra, debuta como dramaturgo con una farsa de dos personajes que le temen a la muerte y a la extinción y por ello buscan desde el mundo de los muertos los elementos que les permitan ser inmortales.
Cállate y rema. Instrucciones para morir es teatro del absurdo que en esta ocasión no produce Julián Robles. “La obra es una farsa dolorosa, al estilo de Beckett. Quería privilegiar el humor”, asegura Julián. Para dirigir buscó a Ricardo Ramírez Carnero, un sólido representante en el panorama teatral. “Hay que confiar en el director, que haga lo que quiera, no queda de otra. Ricardo entiende la obra, por eso la quiso dirigir”.
Además del humor, pondera en su texto y en escena la palabra: “La obra tiene algo que se ha perdido en el teatro mexicano, que es el uso del lenguaje; tiene un lenguaje muy preciso, lleno de musicalidad y doble sentido”. En su dramaturgia también se asoma Emilio Carballido y su maestro y amigo Carlos Olmos. “Carlos privilegiaba el lenguaje en sus obras y me enseñó lo importante que es la palabra en el teatro, pues se trata de literatura, aunque mucha gente lo haya olvidado”.
Con las actuaciones de Ángeles Marín y Luis Cárdenas, el montaje se estrenará en el Teatro Salvador Novo de la Escuela Nacional de Arte Teatral (ENAT), el alma máter de todos los involucrados, excepto del propio Julián. “Ya les dije que me saquen mi credencial cachirul de la ENAT, para ya no ser el patito feo”. Y ríe. Así, el productor combate el aburrimiento de ser un nuevo dramaturgo del teatro mexicano.