Daniele Finzi está en México. El actor, director y fundador de compañías como Teatro Sunil, y creador de la técnica escénica denominada Teatro de la Caricia, ha vuelto a nuestro país para presentar, nuevamente, el espectáculo que concentra la esencia de su trabajo como hacedor de artes escénicas y circenses: Ícaro.
Esta obra, que concibió para un actor y un espectador, sigue vigente tras 22 años de representarse alrededor del mundo, en seis idiomas distintos. Platicamos con él, quien además ha creado espectáculos de gran formato en colaboración con el Cirque du Soleil y para eventos internacionales como las Olimpiadas de Invierno de Turín 2006.
¿Imaginaste la proyección que tendría Ícaro a lo largo de dos décadas?
No. Ícaro nació como un proyectito, una especie de teatro de búsqueda, una historia para contarla en un cuarto en el cual un actor encontraba a un espectador y juntos, como si estuvieran en una recámara de un hospital, viajaban a lo largo de una noche; uno habitaba desde hace tiempo el hospital y el otro había acabado de llegar. Nació como una búsqueda y se convirtió en uno de los espectáculos que ha recorrido el mundo a lo largo de los años y con el que hemos viajado muchísimo.
¿De dónde viene la inquietud por seguir presentando este espectáculo tras 22 años?
No hay una inquietud: hay un deseo de perfeccionar. Hay actores que después del estreno necesitan nuevas aventuras, nuevos personajes; hay actores como yo, más cercano al clown, que tenemos la costumbre de repetir. Es una tradición la de seguir repitiendo, esperando que un día pueda ser lo correcto, perfecto, como tendría que ser.
¿Ha cambiado el espectáculo desde sus primeros años hasta nuestros días?
La última vez que vine a México fue hace 10 años. El espectáculo es el mismo, soy yo el que está cambiando. Uno se vuelve con los años, un actor más dulce, probablemente. Uno utiliza la dulzura porque ya no llega con la energía que tenía antes, o quizá tiene más energía que antes, no lo sé. Pero el que cambia soy yo, no el espectáculo.
Uno de los adjetivos para describir el trabajo de Daniele Finzi es que este es "hermoso". ¿Cuáles podrían ser las razones para tal consideración?
Es difícil responder. Es como preguntarle a un cocinero por qué sus tamales son muy buenos. Él le pone cariño y un poco de la tradición que heredó de su abuela, lo que aprendió de los viajes que hizo y las especias que compró. Lo desarmante de Ícaro es que es un regreso a la sencillez: no hay nada, sólo dos camitas, dos puntos de luces y una pequeña historia.
Es como la cocina: es fantástico comer platos complejos, hechos de miles de sabores, como puede ser un mole, hasta probar algo muy sencillo, donde uno también descubre el arte de escoger los justos elementos y no arruinarlos mientras lo cocina uno.
Ícaro.Teatro de la Ciudad. Jue-vie 8:30pm, sáb 1pm y 7pm, dom 1pm y 6pm. Del 8 al 18 de agosto.