En los años 70 hubo una revolución en la escena teatral de Broadway en la que las personas negras y afrodescendientes, empezaron a tomar los teatro para contar sus propias historias desde su contexto, lo cual dio pie a The Wiz, una de las producciones que marcaría un antes y un después en la escena neoyorquina para después darle la vuelta al mundo.
Y es que The Wiz, no cuenta una historia propia de la comunidad negra, sino que toma la anécdota del famoso Mago de Oz (llevado a la pantalla grande de manera exitosa en los 40) y lo empapa de la cultura afroamericana para así crear una versión propia que enaltece las raíces e influencias de esta en la vida americana. Como referencia es un poco lo que hizo Beyoncé con su versión de Él Rey León en The Gift, y un tanto lo que pasó con Hamilton.
El resultado fue un fenómeno que inundó la sala del teatro, ganó todos los premios de la temporada en Broadway y no tardó mucho en ser considerada material como una película protagonizada por las estrellas del momento Diana Ross y Michael Jackson. Pero el camino The Wiz no solo quedó ahí, sino que que pudo colocarse como un referente clave que marcó un referente para la música que se escuchaba popularmente, muchas de sus canciones fueron lanzadas como sencillos en la radio en la voz de famosos cantantes, y aunque la película en un inicio contó con muy malas reseñas, el tiempo le dio la razón y el público la ha ido colocando como una película de culto, convirtiendo a The Wiz no solo como un referente creativo sino como un statement político.
Entonces, The Wiz está llena de significaciones para la cultura, no sólo en lo particular sino en lo general, y se ha vuelto este espacio de incidencia que inserta de manera perfecta en el contexto actual. Y justo aquí, se inserta El Mago, la versión en español para México, producida por Juan Torres y protagonizada por Lucero Mijares ( sí, la hija de Lucero y Mijares). Esta no es la primera vez que se trae a la escena mexicana, pero quizás lo que la vuelve más relevante que las anteriores, son sus valores mediáticos, pues a parte de ver El debut de Lucero Mijares, también podemos ser testigos de la reaparición en teatro de Maria del Sol, quien en los 80 y 90, dominaba la escena en musicales como Cats o José el soñador.
La elección de El Mago como la primera aparición de Lucero Mijares parece empatar con la idea de un obra que se cuenta de manera sencilla y es amigable con el gran público. Pero parece ser esa visión de la sencillez la que hace un detrimento en el resultado final de la obra que se presenta todos los fines de semana en el Teatro Hidalgo.
Sin duda, hay que empezar por decir que El Mago, en dirección de Ricardo Diaz, tiene grandes elementos como la escenografía, el elenco, el ensemble o la orquesta; sin embargo, tiene decisiones desde esta visión "sencilla y amigable", que en su resultado final, no la vuelven tan afortunada. Y es que de entrada, habría que pensar en lo que la obra tiene que decir se pierde en intento de despojarse de su contexto y sin ningún intento de trasladarla a un lenguaje, que si le buscamos tantito, tiene mucho en común con la cultura afro, como el apego a la familia, el valor de la amistad y la comunidad.
El decidir omitir por completo el origen The Wiz, hace que El Mago tenga unos valores de producción buenos, pero carezca de todo el espíritu que El Mago de Oz plantea, y por lo que ha sido una historia que ha traspasado el paso del tiempo, convirtiéndose en un referente clásico. Esto aunado a los talentos principales que dan vida a los protagónicos, como Dorothy, Hombre de Hojalata, Espantapájaros, León, que de inicio parecen prodigio un prodigio pero que conforme avanza la función la voz se desgasta prontamente.
Mención a parte a la ya mencionada María del Sol y al entrañable Eugenio Montessoro a quienes siempre es un gozo ver en escena presumiendo las tablas y sacando siempre la casta. ¡Aplausos para ellxs!
