Nombres de combate es un montaje sencillo, Arturo Reyes y Paloma Woolrich interpretan a Eduardo y Nora, dos enamorados de la revolución argentina y el uno del otro. Sofía Beatriz López y Jose Carriedo dan vida a Carola y Eduardo, los hermanos de Nora. Su historia transcurre entre golpes de estado, masacres, desapariciones, peronistas, sindicatos, laboristas, ultraderechistas y torturas, llevando a Nora y Eduardo a la clandestinidad y a exiliarse en el vecino México.
César hace su propia lucha desde las tablas de los escenarios porque el arte, es sin duda, un reflejo social de la lucha de los que ya no están y de los que no tienen voz. Él se exilió en Europa y Carola es testigo activa de cada uno de estos acontecimientos.
Martín López Brie, director y dramaturgo de esta puesta, creció escuchando la historia de sus padres y sus tíos; una herencia argentina empapada de movimientos sociales, lucha y arte desde los setenta, hasta nuestros días. La propuesta de Brie es simple: utiliza pocos elementos escenográficos acompañados de material audiovisual y de streaming, para crear un proyecto ambicioso. Históricamente resulta interesante, ya que en los 150 minutos que dura el montaje se abarcan más de 15 años de historia, un bombardeo de datos que ofrecen contexto. Esto hace que tarde en profundizar en los personajes y la causa. Pese a ello, los actores logran un gran trabajo manteniendo la energía en escena.
El teatro y el arte son otra forma de luchar y resistir. Sigamos resistiendo, sigamos cambiando al mundo.
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