Un grupo de amigos cercanos, de esos que han convivido por muchos años, tiene una cena más (normal), pero esta ocasión decide poner como regla que los teléfonos celulares de cada uno deben estar al centro de la mesa y que cada mensaje o llamada entrante debe ser escuchada o leída por todos, sin imaginar todo lo que eso podría causar.
Basada en la puesta en escena española y bajo la dirección de su mismo director, David Serrano, Morris Gilbert apuesta por la exitosa propuesta teatral con un casting contrapuesto a la versión cinematográfica de Manolo Caro. Ludwika Paleta, Michel Brown, Tiaré Scanda, Alejandro de la Madrid, Marcela Guirado, Juan Carlos Vives, Luis Arrieta y Michel Chauvet (alterna los personajes masculinos), muy a su manera, encarnan a las peculiares parejas que deciden exponer sus fragilidades, unas en mayor escala que otras.
Los probados actores trabajaron junto a Jaime Matarredona (director asociado), quien no buscó un solo género, sino variados toques de humor negro, comedia y tragedia. En todas las versiones cinematográficas y teatrales de Perfectos desconocidos las reacciones y el peso de algunos de los conflictos son abordados desde diferentes perspectivas, tocándonos en lo más profundo o lo más trivial. La vuelta de tuerca del final de esta versión replantea ciertas circunstancias, dar marcha atrás para poder ir hacia adelante.
El diseño escenográfico es balanceado y elegante, un envidiable departamento de clase media con una vista espectacular: una luna expuesta que nos mira todo el tiempo, haciéndonos parte del evento sobrenatural.
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