Irina, la menor de tres hermanas, cumple años y ha decidido celebrarlo. Con lo que no contaba es que este año y los dos siguientes su festejo será malogrado a causa de la infelicidad que cada día se apodera de sus hermanas Olga y Masha, de su hermano Andrei y hasta de su amigo Georg. Alemanes con nombres rusos debido a la fascinación de sus padres por el teatro de Antón Chéjov; una tragicomedia impuesta desde el nacimiento.
La dramaturga alemana Rebekka Krisheldorf juega con la pieza chejoviana y pone a un grupo de personajes de la época actual a vivir situaciones muy similares a las del texto original, es decir, igualmente patéticas y, por ello sumamente risibles. Silvia Ortega Vettoretti adapta y dirige esta versión libre y la convierte en un festín escénico que divierte y lastima, hay en su propuesta una síntesis y precisión de palabras y elementos que conmueven y, al mismo tiempo, torna el escenario en una lupa que permite disfrutar del más mínimo gesto, de la más sutil acción de cualquiera de esos seis infelices.
La escenografía, iluminación y vestuario de Carolina Jiménez y el diseño sonoro de Pablo Mondragón hacen brillar este reloj que camina con impecable exactitud gracias a las actuaciones de Renata Wimer, Daniela Zavala (alterna con Paula Watson), Mahalat Sánchez, José Carriedo, Sheyla Flores y Salvador Hurtado. Alemanes con nombres de rusos hablando en español mexicano. Una joya de este año teatral.