La productora teatral Ícaro, que nos ha presentado joyas como Urinetowon o Sweeney Todd, se une con V. Batista para crear ZM (acronimo abierto a interpretación), un musical escrito por Greg Kotis y Mark Hollman.
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¿De qué trata ZM?
En una ciudad de Estados Unidos, la famosa cadena de comida rápida "Chicken Hutt" lanza una nueva hamburguesa que destaca por su mezcla de carnes y salsa secreta. Al mismo tiempo, gran parte de la población comienza a transformarse en zombies hambrientos de cerebros humanos. ¿Hay una correlación? Un grupo de improbables sobrevivientes conformados por una pareja de adolescentes, una nutrióloga, un hippie y una pequeña niña deberá buscar una solución en medio de esta catástrofe.
Algo que debes saber es que en Estados Unidos ZM solo se había "tallereado" y no había tenido la oportunidad de presentarse en escena hasta ahora, los creadores buscaron a las productoras para estrenarla en nuestro país dándoles libertad creativa, pero pidiéndoles que se apagaran lo mayor posible al producto original.
¿Logró cautivarnos con su sabor?
Siguiendo la alegoría de las hamburguesas, ver ZM es como ir a un McDonald's, es algo sencillo, rápido, de fácil digestión y con una esencia de lo que es EE.UU. Tal vez haya algo en el menú que te guste mucho, como las papas o el helado, pero te queda la sensación de que si lo hubieras hecho en casa le habrías puesto más ingredientes y quedarías más satisfech@.
Ícaro se ha destacado por hacer con pocos elementos producciones de alto nivel y creativamente, esta no es la excepción, con unas cuantas cortinas, luces y cajas logran que sus personajes recorren distintas locaciones sin la necesidad de objetos obvios o telones, lo que es de aplaudirse, porque de eso se trata el teatro, invitar al público a imaginar. Además que su reinterpretación de la "zombificación" es una propuesta muy interesante y práctica.
En escena el elenco se conforma únicamente por 10 actores y actrices muy talentos@s con grandes voces, conformado por Vanessa Bravo, Alain Peñaloza, Flor Benítez, Eduardo Siqueiros, Gaby Castillejos, José Grillet, Jimena Parés, Luisa Cortés, Andrés Elvira, Melissa Cabrera, Sabrina Gerson. Y la orquesta se conforma únicamente por 7 músicos, pero suenan como si fueran más de veinte.
Consideramos que creativamente ZM está muy bien lograda, pero a nuestro parecer, tiene choques culturales y debilidades en el guión que podrían hacer que el público mexicano no conecte del todo con la obra más allá de disfrutarla visualmente.
La obra claramente está inspirada en las clásicas películas gringas de zombies, la diferencia es que estos seres no son el principal problema, más bien lo son los problemas personales de los personajes que salen a flote a partir de la epidemia.
Estos problemas, culturalmente, se sienten totalmente extranjeros, por ejemplo, el protagonista de 18 años quiere darle un anillo de compromiso a su novia, lo cual no está mal, pero en el ideario mexicano es algo que rara vez pasa, porque puede que se "junten" por otros asuntos, pero pensar en el compromiso es algo que rara vez se oye a una temprana edad.
Y no solo los problemas, también los nombres de los personajes: Barnabas Young, Mercy Rider, Lydia Light, Uriah Higgins, Hippy John, etc. Que es normal que tratándose de EE.UU. usen este tipo de nombres, pero en dirección se decidió que los dijeran con acento, no dejando claro si es una sátira o algo "natural", lo cuál causa un poco de confusión o incomodidad.
También hay un personaje específico llamado "Anna Cole" que es el típico personaje de las series de comedia estadounidenses que dice esas líneas que resaltan lo obvio o hacen un chiste de acuerdo a la situación, y así como en las series es la mejor amiga. En este caso, también se supone que es la mejor amiga, pero esa amistad es previa a los sucesos, por lo que no se siente una conexión con los protagonistas y realmente no cambiaría nada si ese personaje no existiera.
Existe un plot twist que se supone que es importante, pero el personaje no tiene un objetivo claro y todo el plan lo suponen otros personajes, entonces no termina de convencer.
Además, se supone que ZM busca hacer una crítica a las grandes empresas, pero a diferencia de Urinetown que lo hace magistralmente, aquí se queda floja por centrarse tanto en los personajes más que en el contexto y no se siente realmente una crítica, más bien una justificación a que la culpa no siempre es solo de los dueños corporativos, si no también de su equipo.
Y al menos cuando nosotros asistimos, la nivelación de audio para maximizar la orquesta, hacían que en más de la mitad de las canciones escucharemos las voces pero no entendiéramos lo que estaban cantando.
Conclusión
Si quieres ver algo de temporada, te gusta la temática zombie o se te antoja algo comercial, ver ZM es una buena opción, pero realmente no la definiríamos como algo imperdible.