Baja California Sur está en la mira de los turistas extranjeros —sobre todo de los estadounidenses y los canadienses—. ¿Por qué? Gracias a sus dos cabos: San José del Cabo y Cabo San Lucas.
Aquí, la santísima trinidad se conforma por las montañas, el desierto y la playa, ofreciendo vistas asombrosas y diferentes experiencias que van desde el ecoturismo hasta el turismo gastronómico.
En 2005, la UNESCO nombró al Mar de Cortés como Patrimonio de la Humanidad por su biodiversidad. Esto ha acarreado a miles de viajeros —de diciembre a abril— para observar ballenas jorobadas y grises, que viajan a la zona para reproducirse y dar a luz, sin olvidar su gran población de corales, tortugas y leones marinos.
A tan solo dos horas de la Ciudad de México —vía aérea—, Los Cabos son una de las paradas obligatorias en México. Si es tu primera vez, te recomendamos lugares que te enamorarán de este soleado paraíso.
El lugar más emblemático y el ícono de Los Cabos es esta formación rocosa —en forma de arco— que sirve de separación entre el Mar de Cortés y el Océano Pacífico. Cada año bisiesto, la marea baja y se forma la Playa del amor, convirtiéndose en uno de los lugares más concurridos de Baja California Sur.
Este templo está dedicado a la comida italiana. Es famoso por su esencia romántica y un menú con una fuerte presencia de frutos del mar. Su pulpo a la Luciana es uno de sus fuertes: el más suave de los pulpos sobre una salsa de tomate con aceitunas, cebolla, arúgala y berenjena, aunque sus pizzas no se quedan atrás.
Abre la puerta a jóvenes artistas para que intervengan las habitaciones, ha participado desde el muralista Saner hasta el pintor Aldo Chaparro. El Ganzo destaca por su restaurante encabezado por Carlos Peregrina, que está dedicado a productos del mar que sazonan con ingredientes cultivados en sus propios huertos.
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