Kommä

  • Vida nocturna
  • Roma
  • precio 3 de 4
  • 4 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
  1. Foto: Alejandra Carbajal
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  2. Foto: Alejandra Carbajal
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  3. Foto: Alejandra Carbajal
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  4. Foto: Alejandra Carbajal
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  5. Foto: Alejandra Carbajal
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  6. Foto: Alejandra Carbajal
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  7. Foto: Alejandra Carbajal
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  8. Foto: Alejandra Carbajal
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  9. Foto: Alejandra Carbajal
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  10. Foto: Alejandra Carbajal
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  11. Foto: Alejandra Carbajal
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  12. Foto: Alejandra Carbajal
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  13. Foto: Alejandra Carbajal
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Time Out dice

4 de 5 estrellas

Como un niño caprichoso y escéptico lo visité una noche de viernes, su oferta “arte, tecnología avanzada y música” me sonaba a otro club letárgico de la Roma.

Llegué después de la medianoche a una fachada simplona de concreto con un letrero luminoso que decía Kommä. Las únicas personas a la vista eran los encargados del acceso, que aunque poco sonrientes, me encontraron en lista de Facebook y el acceso fue ágil.

Subí hacia una sala de paredes blancas y luces pastel rosas y azules. Había una barra y una estructura esquinada con algunos cojines; eran asientos, mesas o quizás unas repisas en donde una galería dispondría obras de arte. Con una cerveza en mano ($60) me dispuse a explorar el resto de la casona mientras sonaba deep house a todo volumen.
Entré a otra dimensión, la siguiente área era totalmente neón con grafiti y una barra
al centro con rayones caóticos en tintes que reflejaban la luz negra. Había una escultura de varios cuerpos femeninos en un abrazo sensual, desnudos y decapitados. Finalmente, llegué a un espacio con mesas y un busto grecorromano como la única decoración.

Pronto, el área de precopa –planta alta– comenzó a llenarse de gente; se sentía la impaciencia por pasar al espectáculo principal. Vi tacones y vestidos elegantes en las chicas, tenis y camisas informales en los hombres.

Cuando lo permitieron, descendí por unas escaleras de caracol siguiendo el sonido de tech house y una menor iluminación, había cables de luz amarilla en las paredes. Me sentí en una nave espacial con música electrónica en alta fidelidad, y a ese ritmo, el dj booth cambiaba de colores con numerosos tubos de neón. La fiesta tomó forma y la bebida de la noche se veía por todas partes en licoreras metálicas (de regalo) rellenas de coñac con horchata y coco, un poco desabrida, pero helada.

Sentí la chispa y el encanto para cautivar a los que preferimos la seducción de un espacio conciente de su ambientación. Como una galería interactiva de la vida nocturna, Kommä juega a ser underground; cuando la música y el entorno travesean en equipo, se logra una noche artística. 

Escrito por
Bernardo Robredo

Detalles

Dirección
Colima 158
Roma
México, DF
06700
Contacto
Ver Web
Transporte
Metrobús Álvaro Obregón
Precio
Consumo promedio por persona $500
Horas de apertura
Jue-sáb 8pm-3am
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