Desde que estaba en publicidad ha sido mi refugio cuando me harto de todo el mundo. Me gusta ir cada vez que quiero matar a alguien, pero no puedo hacerlo porque es ilegal.
Hiciste publicidad durante muchos años, ¿terminaste odiándola?
Después de trabajar como redactora creativa en muchas agencias me di cuenta de que la publicidad era horrible, me quitaba la vida entera, decía puras mentiras y trabajaba para gente a la que no respetaba intelectualmente. Siempre había querido hacer stand up comedy, pero no sabía cómo.
Hasta que conociste a Colin Kane.
Sí. En un viaje a Nueva York en 2010 me hice buena amiga de este comediante y él me animó a que presentáramos un show en el Voilá. Pasé un mes ensayando en el Foro Shakespeare. Bruno Bichir me ayudó mucho, revisamos mi material durante horas y me daba muy buenos consejos. El show fue un éxito y desde entonces no me he bajado del escenario.
¿En dónde te presentas ahora?
Tengo un show de una hora. Lo presento en El Cuevón o en El Bataclán. De pronto me invitan a otras ciudades a shows privados. También doy un taller de stand up en El Bataclán.
¿Regresaste a Nueva York?
Sí, fui a tomar un taller con Steven Rosenthal, hice open mikes, presentaciones, me gradué del Gotham Comedy Club y me metí al concurso Ladies of Laughter, era la única extranjera y quedé en segundo lugar.
¿Cómo ha sido la respuesta del público en México?
Puede gustarles o no, pero el stand up les empieza a dar curiosidad. Es un público de todas las edades y estilos, pero aún falta que mucha más gente se entere de esto.
¿Qué tipo de stand up haces?
Cuento anécdotas, sólo que las hago más exageradas. Me burlo mucho de mí y me gusta integrar al público.
