Transcripciones

Dicen que la letra con sangre entra, pero en Transcripciones irrumpe con fotografías, videos, instalaciones y audio. El Museo del Chopo aloja esta exposición en la que la escritura no sólo se plasma en papel, sino que se vive y absorbe en el entorno.

La exhibición integra el trabajo de 27 artistas mexicanos. Las obras se inspiran en cómo ellos conciben el fenómeno de la escritura, el lenguaje, y manifestaciones como la comunicación, la interpretación y la lectura.

Las piezas abordan también a la literatura desde el ámbito de las prácticas artísticas contemporáneas. Para ello resquebrajan las convenciones decretadas por los académicos de la lengua y alteran las normas convencionales, esto según Esteban King, curador de la exposición.

La muestra inicia con algunas obras de Salvador Elizondo, escritor mexicano que en su obra integró la literatura con el cine, la fotografía y las artes visuales. Se aprecian ejercicios de caligrafía china que desarrolló como parte de su investigación para la creación de Farabeuf (1965).

Carlos Amorales expone Vagabundo en Francia y Bélgica, un documento cifrado con formas abstractas plasmadas en un cuadernillo. Cuando se reduce la escala de estas formas, comienzan a dotarse de sentido y ser percibidas como un texto. Estos pictogramas forman un cuento homónimo a la pieza del escritor chileno Roberto Bolaño.

En la técnica audiovisual destaca la obra The Burial of the Dead, de Adriana Martínez Cuspinera. La artista hace una reinterpretación de un poema de T.S Elliot llamado The Waste Land.

La gama tan amplia de aproximaciones de los artistas al lenguaje deja claro que la palabra es un ente vivo, que muta, es maleable y da forma a un sinnúmero de posibilidades.