Carlos Monsiváis es una figura indispensable para comprender el alma intelectual y popular de la CDMX, y su arraigo en la colonia Portales es una muestra viva de ello. Desde que llegó con su familia siendo niño, tras dejar el barrio de La Merced, nunca abandonó su casa en la calle San Simón. Allí vivió toda su vida, rodeado de gatos y libros, observando la vida cotidiana del barrio desde su ventana, barrio que marcó su pensamiento.
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Portales no fue solo su hogar, fue también una fuente constante de inspiración y observación crítica, y un espacio de resistencia afectiva y política. Desde ese sitio escribió sobre cine, movimientos sociales, cultura popular, minorías sexuales y religiosas, todo con una claridad única y un humor ácido que lo convirtieron en una voz indispensable del México contemporáneo. Monsiváis conservó un fuerte sentido de pertenencia hacia esta colonia de clase media trabajadora, impregnada de cultura popular, comercio local y vida comunitaria. Todo esto mientras construía una de las bibliotecas personales más grandes del país, hoy resguardada en la Biblioteca de México de la Ciudadela.
Vecinos y amigos aún lo recuerdan como “Monsi”, un personaje discreto pero profundamente querido. Tras su fallecimiento en 2010, su casa se llenó de carteles con mensajes de despedida, testimonio del cariño que la comunidad le tenía. Hoy, la Colonia Portales honra su memoria como uno de sus habitantes más ilustres, no sólo por su obra, sino por su forma de vivir la ciudad.
Escogimos tres lugares que creemos marcan de forma poderosa su estancia en La Portales.
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