La ofrenda, de Saturnino Herrán
Foto: La ofrenda, Saturnino Herrán/Cortesía Museo Nacional de Arte

Las 15 pinturas mexicanas más famosas de la historia

Obras de arte mexicanas que nos han dado identidad

Escrito por
Gustavo González
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La pintura ha tenido desde sus orígenes una relación importante con la identidad de los colectivos, incluyendo la de los países, por mucho tiempo ha sido una ventana por la cual se asoman las ideas políticas, religiosas, populares, folclóricas e íntimas de su gente y su devenir nacional. Es a través del arte que se forja nuestro sentimiento patriótico, donde conocemos los rostros de quienes han sido rescatados de nuestro pasado, y donde se manifiesta el sentir de seres humanos que han dejado nuestro mundo. Es por todo lo anterior que te presentamos las 15 pinturas más famosas de la historia de México, y aunque es un título ambicioso, en cada una de las pinturas dejaré claro mi criterio de selección, el cual se basó en la búsqueda de identidad en las distintas realidades que ha tenido y tiene México.

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Las 15 pinturas mexicanas más famosas de nuestra historia

Los murales de Cacaxtla
Foto: Cortesía Secretaría de Cultura

1. Los murales de Cacaxtla

Estas imágenes, de más de mil años de antigüedad, puedes encontrarlas en Tlaxcala y sorprenden tanto por su estado de conservación como por las coloridas escenas que muestran; puedes observar tocados, vestimentas y atributos iconográficos que asombran todavía hasta a los expertos. La joya de la corona en Cacaxtla sin duda es el llamado mural de la guerra, el cual en realidad muestra un ritual de sacrificio en nombre del dios del maíz.

La Virgen de Guadalupe, Marcos Cipac de Aquino
Foto: iStock

2. La Virgen de Guadalupe, Marcos Cipac de Aquino

Esta imagen es de las más famosas entre los mexicanos, y es fácil identificar el porqué; es de uno de los primeros resultados del mestizaje, signo del nacimiento de los mexicanos, una raza mestiza con distintos orígenes, no sólo de españoles y náhuatles. Además, la imagen ha afectado directamente el curso político de nuestro país y hoy sigue siendo motivo de reunión e identidad entre distintos mexicanos.

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La asunción de la virgen, Juan Correa
Foto: Enrique Murgía/Catedral de México

3. La asunción de la virgen, Juan Correa

En la Nueva España del siglo XVII, Juan Correa, hijo de afrodescendientes, dejó esta hermosa pieza de gran formato que puedes encontrar en la catedral de la Ciudad de México. La obra, que relata el momento cuando la virgen María es ascendida al cielo por un coro de ángeles, es muestra de la imposición de las ideas iconográficas de la tradición europea, cuyo fin era la conversión religiosa de la población en México, por tanto, podemos ver que los personajes, la fauna y la flora del cuadro no mostraban signos de combinación.

Vista de la Plaza Mayor de la Ciudad de México, Cristóbal Villalpando
Foto: Archivo Fotográfico del Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM

4. Vista de la Plaza Mayor de la Ciudad de México, Cristóbal Villalpando

Aunque desafortunadamente hoy se encuentra fuera de México, esta imagen es un imprescindible cuando se trata de la historia del periodo colonial, ya sea en sitios de internet, libros de texto o documentales. En esta obra se pintaron más de mil personajes: el mercado del Parían, la Acequia Real, el Ayuntamiento, la Catedral Metropolitana y el Palacio Virreinal. Es una de las pocas maneras de imaginarse cómo era el centro de la capital, cómo vestían y vivían sus habitantes en aquella época.

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Retrato de Sor Juana Inés de la Cruz, Miguel Mateo Maldonado y Cabrera
Foto: Museo Nacional de Historia (MNH), Castillo de Chapultepec.

5. Retrato de Sor Juana Inés de la Cruz, Miguel Mateo Maldonado y Cabrera

A pesar de la creencia popular, este retrato del “Fénix de América”, fue creado años después de la muerte de Sor Juana y en realidad es una representación iconográfica de los atributos admirables de esta mujer. El autor la colocó en un estudio lleno de libros para resaltar su inteligencia y pasión por la ciencia, la vistió con sus hábitos de la orden de las jerónimas además del escudo de monjas y colocó diferentes frases en latín aludiendo a la importancia y estudio de Sor Juana. Sin duda la génesis de un símbolo nacional.

El descubrimiento del pulque, José María Obregón
Foto: Wikimedia Commons

6. El descubrimiento del pulque, José María Obregón

Al volverse una nación independiente, México comenzó a buscar en su pasado los símbolos, historias y personajes necesarios para legitimar su originalidad y grandeza cultural ante otras naciones y los propios mexicanos. En este cuadro puedes observar una escena de imaginación prehispánica, utilizando una composición común entre los cuadros de historia para relatar el encuentro entre Xochitl y Papantzin, descubridores del pulque, y el rey tolteca Tepalcatzin.

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7. Retrato de Maximiliano de Habsburgo, Albert Graefle

El segundo emperador de México quizás sea una de las figuras más controversiales de la historia de nuestro país, y es por ello que su imagen es bien conocida por muchos de nosotros, quizás igual o más que la de su rival político. En esta composición podemos observar a Maximiliano, en un retrato de tres cuartos, con un uniforme neutro utilizando la capa de los emperadores, una medalla con el símbolo del segundo imperio mexicano y con los atributos de la nobleza que lo legitiman como líder de México en su momento. Ya sea como ideal o enemigo este cuadro revive ciertos sentimientos nacionalistas.

El Valle de México, José María Velasco
Foto: Cortesía Museo Nacional de Arte

8. El Valle de México, José María Velasco

Este artista mexiquense, desarrolló una nueva forma de identidad y nacionalismo que sacudió el arte en México, pues en lugar de centrarse en las personas o la religión, el artista caminó y exploró vistas impresionantes del valle de México, haciendo que se nos escape un suspiro en presencia de sus cuadros. Para esta obra tuvo que montar el cerro del Tepeyac donde logró esta impresión de sencillez y sensibilidad que adornó en primer plano con un águila real como reminiscencia de la patria, dueña de estos hermosos parajes.

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La ofrenda, Saturnino Herrán
Foto: La ofrenda, Saturnino Herrán/Cortesía Museo Nacional de Arte

9. La ofrenda, Saturnino Herrán

Algunos conocimos esta obra del Hidrocálido desde nuestra infancia en libros de texto, lo que probablemente no sabíamos es que no sólo hace referencia a la tradición del Día de Muertos, es también una alegoría de la vida pues en la trajinera encontramos a un bebé, una niña, un joven, una dama y dos ancianos, por detrás los siguen otras trajineras que también recorren el río de la vida el cual inevitablemente desemboca en la muerte representada por la flor de cempasúchil.

Las dos Fridas, Frida Kahlo
Foto: Cortesía MAM

10. Las dos Fridas, Frida Kahlo

Un ranking de esta naturaleza no estaría completo sin un cuadro de la pintora más reconocida de nuestro país. En ella se observa su técnica que buscaba asimilarse a los retablos religiosos de México, muestra de su cariño por las artes populares. La escena nos habla de un momento emotivo y doloroso en la vida de Frida, donde el abandono emocional de su pareja hace que la única salida de Kahlo sea la introspección y el autocuidado, situación que desafortunadamente sigue siendo una realidad para muchas mujeres del país.

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Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central, Diego Rivera
Foto: Alejandra Carbajal

11. Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central, Diego Rivera

Aunque se podría hacer un top similar con las obras del muralismo mexicano, elegí esta por dos motivos, una por el autor, quien junto con Frida tal vez sean los más famosos en el extranjero, y dos, porque este mural es un collage de los personajes históricos destacados por la historia nacionalista, además está lleno de simbolismos, incluyendo a la famosa catrina de Posada. Podrías pasar unas cuantas horas tratando de poner rostro a todos los personajes representados.

La Espina, Raúl Anguiano
Foto: Secretaría de Cultura Jalisco

12. La Espina, Raúl Anguiano

En esta obra encontramos otra visión más realista de nuestro país, la cual denuncia, a través de un solo personaje y un paisaje desolado, la segregación de los grupos étnicos en México y la deforestación de la selva lacandona. La mejor forma en la que se puede entender esta obra es con la frase que inspiró al artista Jalisciense: "A la vieja María se le clava una espina en un pie; me pide mi navaja y con la punta se la saca. A pesar de que le sangra el pie, se incorpora y sigue caminando".

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La creación de las aves, Remedios Varo
Foto: Museo de Arte Moderno

13. La creación de las aves, Remedios Varo

No cabe duda de que además del muralismo, el surrealismo es la bandera del arte de México en el siglo XX. Esta imagen de Varo te lleva al mundo de los sueños y las posibilidades, donde puedes ver a un personaje antropomórfico en su labor como creador de las aves, esta figura dibuja y da vida con su corazón a las criaturas que cruzan los cielos. Me parece una alegoría del arte donde el pintor crea una obra que ultimadamente escapará a su propia definición, y será reinterpretada por nosotros a lo largo de muchos años.

La ciudad desbordada, contaminación del aire, Lilia Carrillo
Foto: Cortesía de la artista

14. La ciudad desbordada, contaminación del aire, Lilia Carrillo

Acercándonos a producciones más modernas, uno de los nombres más resonados en nuestro país es el de Lilia Carrillo. En su obra de corte abstracto se intenta minimizar los distractores en la pintura y simplificar su mensaje, logra con pocos elementos una poderosa advertencia y te exige hacer un análisis de la obra en búsqueda de los elementos que conforman la impresión de una ciudad sobrepasada por la polución, muy seguramente la nuestra.

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El saco, Berta Kolteniuk
Foto: Archivo Colectivo

15. El saco, Berta Kolteniuk

Cerramos con una de las más divertidas piezas del 2017. El saco es una pintura interactiva de 121cm X 156cm. que literalmente puedes colocarte encima como si se tratase de una prenda de vestir. No sólo rompe con la clásica distancia de la obra y quien la observa, también juega con nuestro concepto de cuerpo e imagen y posibilita la introspección y autoconocimiento pues normalmente se acompaña de un espejo donde quienes llevan la obra pueden reflejarse en él, aludiendo a que, bajo ciertas consideraciones, todos somos arte. Y si te queda el saco, póntelo.

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