Si quieres conocer lo que artistas jóvenes están realizando, visita el Museo de Arte Carrillo Gil que presenta la selección de 10 autores apoyados y acompañados en su quehacer estético durante año y medio bajo el auspicio de la sexta edición del Programa BBVA-MACG.
Los artistas que fueron seleccionados, que trabajaron con los curadores, y de quienes finalmente se exponen sus trabajos en Parasitage. Ruidos negros son: Anni Garza Lau, Elsa-Louise Manceaux, Erik Tlaseca, Néstor Jiménez, Octavio Aguilar, Rolando Jacob, Tania Ximena, Ulises Matamoros Ascención, Víctor del (M)Oral Rivera y Yanieb Fabre. La coordinación curatorial estuvo a cargo del reconocido Michel Blancsubé.
La forma en que se trabaja bajo el programa da pie a un diálogo y apertura de la labor que llevan a cabo los distintos artistas que consiguen la beca. Es una especie de “laboratorio formativo”, como lo menciona la directora del museo, Tatiana Cuevas. Por su parte, el curador Blancsubé sostiene que su trabajo fue similar al de un antropólogo, ya que comparó e intentó “poner en orden las investigaciones realizadas por 10 etnógrafos”.
De los diversos trabajos, bajo distintos formatos, las piezas conceptuales proponen y transgreden, algunas con referencias a trabajos y técnicas de artistas consagrados, y otras con mayor originalidad. Resalto dos piezas: la hecha por Anni Garza Lau, Simbiosis programada: el cuerpo post-internet, donde se reflexiona sobre el efecto de la tecnología en nuestros cuerpos. La obra consta de tres trajes o vestimentas que el visitante puede usar y activar. Es ropa que contiene sensores y que limita y posibilita determinadas experiencias en los cuerpos que las portan. Son vestuarios inteligentes que cuestionan y hacen reflexionar sobre las posibilidades de la tecnología y su efecto en los humanos, así como los escenarios futuros no muy lejanos.
Por su parte, la pieza de Víctor Del (M)Oral Rivera, Caída libre de la letra A (Lecto-escultura No. A), proyecta tres videos que dan testimonio de un performance llevado a cabo en la Torre Insignia, en la zona de Tlatelolco de la CDMX. El artista deja caer al vacío una gigante “A” —hecha con tablaroca—. La escultura se destruye al llegar al piso, representando el fin de una época, una época que marcaba a las letras como el centro, en contraste con la época actual que se muestra ajena a dicho sistema.
Recomendado: 10 exposiciones que debes ver en diciembre en la CDMX.