Cantinas en Azcapotzalco CDMX
Foto: Alejandra Carbajal
Foto: Alejandra Carbajal

Bares y cantinas en Azcapotzalco

Algunas de las cantinas más antiguas e históricas de la CDMX las encuentras en Azcapotzalco

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Bares y cantinas en Azcapotzalco

  • Cantinas
  • Centro Azcapotzalco
  • precio 1 de 4
  • 3 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
El Dux de Venecia
El Dux de Venecia
El Dux de Venecia es la cantina más vieja y legendaria de Azcapotzalco. Con 101 años de historia, el local de dos niveles y paredes tapizadas de azulejos color aguamarina, es lugar de reunión de clientes de hace décadas y gente joven que entiende la importancia de que un sitio como éste sobreviva. No hay música, ni rocola. El ambiente se pone solo. En la carta de comida hay botanas y platos fuertes que se brindan a todos, a cambio de consumir sus famosas “bolas” de cerveza de barril, o cualquiera de los cocteles que salen de la barra —especialmente uno llamado Limoncito, que es el insignia de la casa y lleva vodka, jarabe, agua mineral y jugo de limón—. También, como buena cantina de tradición, tiene una sección de tortas. Te recomendamos la de bacalao y la de milanesa. Las botanas cambian todos los días, pero tienen varias opciones que son fijas por semana. Los lunes siempre hay caldo de oso (como ellos llaman al de res); los martes, fabada; miércoles, pozole; jueves, caldo de camarón; viernes, consomé de cordero y frijoles charros; sábado, mole de olla y domingo, pancita. En los platos fuertes no hay regla. Con suerte encontrarás caracoles en mole, quesadillas de sesos, costillitas de puerco en salsa verde, taquitos dorados de pollo, chicharrón en chile pasilla, pollo con rajas o chilaquiles.   Por qué ir: no hay música, tienen buen sazón, los precios son razonables y se siente un ambiente de camaradería.
  • Centro Azcapotzalco
  • 3 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
Cantina la Luna
Cantina la Luna
A escasamente una cuadra de El Dux de Venecia, justo después de atravesar la alameda del Centro, esta cantina en un segundo piso espera a todo aquel sediento que guste de comer garnachas de calle y, claro, tortas de guisados. El sitio es pequeño. Le caben apenas ocho mesas individuales. No obstante, la magia ocurre detrás de su barra vieja de madera y de los fogones de su cocina, del otro lado de la estancia. En La Luna lo que más se venden son las cervezas de bola, directas del barril, así como las micheladas, que llegan acompañadas de cacahuates y chicharrones con salsa Valentina. La comida cambia todos los días. Es a la carta si consumes menos de $150 en bebidas; pero después de ese monto es gratis e incluye una sopa aguada de entrada y los platos fuertes que quieras comer. Normalmente tienen chiles rellenos, quesadillas de chicharrón prensado, tortas (de 18 cms) de bacalao o de milanesa, así como chilaquiles o huevos en salsa verde. Cuando vayas, procura pedir una de las mesas que dan a las ventanas. Desde arriba podrás ver cómo discurre la vida normal en la plaza más importante de la alcadía, al tiempo que comes y bebes tranquilo, con música de rocola de fondo.
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