¿Qué es? un espacio que combina la buena comida, cocteles originales, más marcas de mezcal de las que te puedas imaginar y experiencias musicales fuera de lo común.
¿Por qué nos gusta? El esfuerzo de apostarle a un lugar que se preocupa por el trato directo con productores, ya sea de café, de mezcal, cerveza, vino u otros destilados, suena a algo titánico, y lo es. En Sonari no sólo lo que comes y bebes escapa a la lógica de la producción industrial, además la música que escuchas experimenta sin querer encajar, no se hace pequeña, no se cuadra. Checa la cartelera de Sonari en sus redes, aquí encuentras proyectos nacionales e internacionales, desde un funk espacial, punk que te pone a bailar con influencia de ritmos latinos o quizás una mezcla de reggaeton y ópera en una misa pagana.
¿Qué pedir? Para beber te recomendaría empezar con una mimosa de la casa: tepache y prosecco helados que abrirán tu apetito, si quieres algo más fuerte, el Whisky Sour es una delicia y es vegano. Para comer, el espacio invita a compartir, así que explora las entradas, mención especial para el dip de queso azul, acompáñalo con una copa de alguno de los vinos de mínima intervención que ofrece la carta; y una medalla para el Sikil Pak, un dip de pepita, tomate tatemado y un toque de habanero que dejará tu paladar listo para el mezcal. Las opciones de mezcal son generosas, y te pasean desde Oaxaca a Tamaulipas, elige entre ensambles de hasta 5 agaves, hay raicilla, bacanora y también Sotol. Ten por seguro que cualquier destilado que elijas será único, comercializado sin intermediarios y además delicioso. No te pierdas el vermut de la casa, te va a encantar.
Tip Time Out: visítalo también en la mañana, hay café de especialidad desde tempranito.
Por Aura Mendoza
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