El universo de Hellboy

Hellboy: Semilla del mal
(Mike Mignola y Joghn Byrne, 2004)
Por supuesto, es de revisión obligada el título que dio origen a todo. Una excelente combinación de elementos traídos de los clásicos de Lovecraft y otros referentes del horror, con el cine negro y los cómics de superhéroes.

Hellboy en México
(Mike Mignola, Richard Corben y Mick Mahon, 2010)
La tradición del cine de luchadores ofrece un entorno ideal para las andanzas de la creación de Mignola, que aquí narra su encuentro con un grupo de héroes del pancracio y su eterna lucha con los monstruos. Oscura e insólita propuesta que funciona a la perfección.

Hellboy: La espada de las tormentas
(Tad Stones y Mike Mignola, 2006)
Una historia de posesiones que pone a Hellboy, frente a frente, con un par de demonios y una espada mágica. La trama se reserva muy pocas sorpresas, pero el diseño de personajes es espectacular. Por cierto, Ron Perlman es el encargado de darle voz al protagonista.

Hellboy: Blood and Iron
(Tad Stones y Mike Mignola, 2007) 
Acompañado de su amada Liz Sherman y el buen Abe Sapien, esta vez nuestro amigo rojo debe investigar los sucesos paranormales que asolan una vieja mansión. El estilo de la animación pierde mucho de la oscuridad propia del concepto, pero tiene identidad y resulta muy entretenida.

Hellboy
(Guillermo del Toro, 2004)
Debe ser considerada como una de las mejores adaptaciones de un superhéroe al cine. Destaca el elenco encabezado por Ron Perlman. La historia comienza en la Segunda Guerra Mundial, cuando un grupo de soldados aliados encuentran un pequeño demonio con un guante enorme en la mano. Esta criatura es adoptada por Trevor Bruttenholm —fundador de la O cina de Investigación y Defensa Paranormal—, y al crecer será conocida como Hellboy.

Hellboy II: el ejército dorado 
(Guillermo del Toro, 2008)
Estupenda secuela que involucra a Hellboy en una antigua guerra entre humanos y seres mágicos. Aquí Guillermo del Toro logra ampliar el universo creado alrededor del personaje, haciéndolo completamente suyo, recargándose mucho más en el campo de lo fantástico, sin que se pierda el aire detectivezco que le caracteriza.