Disney+ sigue apostando por la comedia romántica con su más reciente estreno, Entre paredes. La serie, protagonizada por Aislinn Derbez y Christian Vázquez, nos sumerge en la vida de Marga y Martín, dos desconocidos que, tras conocerse en una aplicación de citas, descubren que viven en departamentos contiguos. Lo que comienza como una coincidencia pronto se convierte en una serie de enredos, emociones y mucha química.
Además, Entre paredes cuenta con un elenco de lujo que incluye a Marianna Burelli, Armando Hernández y Ana Layevska, entre otros. La serie, compuesta por diez episodios de 30 minutos, explora con frescura y humor las relaciones modernas, la convivencia forzada y las segundas oportunidades en el amor.
Conversamos con Marianna Burelli, quien nos habla sobre su papel en la serie y los desafíos de ser socia, junto con Aislinn Derbez, en una empresa de productos de cuidado personal hechos con ingredientes naturales y veganos.
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¿Qué significa esta serie en tu carrera?
“Entre paredes” significa algo muy, muy lindo porque me trajo de regreso a México. Llevo años radicando en Estados Unidos. Hice varias series allá, como Ultravioleta, que es una producción de Disney Estados Unidos. Tenía muchas ganas de regresar, hice casting y este fue el proyecto que me trajo de vuelta.
¿Hiciste casting o que estuviera tu amiga y socia Aislinn Derbez fue la razón por la que entraste?
Me llegó el personaje y mandé mi casting. En ese periodo, Aislinn me comentó que estaba en una serie donde buscaban a la mejor amiga, pero ahí quedó, nunca me dijo cuál ni yo le pregunté más. Me enteré de que ella era la protagonista hasta después de mandar el casting porque lo hice en medio de un viaje, lo envié desde mi cuarto de hotel. Al regresar, me dice: “Oye, soy yo la protagonista y estaría padrísimo interpretar a estas grandes amigas”. No supe nada hasta que me llamaron para un callback, luego otro, fueron muchos hasta que, por fin, me eligieron a mí. Fue una coincidencia padrísima.
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¿Qué diferencia a Entre paredes de otras comedias románticas en plataformas?
Aunque por fuera parece una comedia romántica ligera, tiene mucha sinceridad en el desarrollo de los personajes. Es una producción coral porque, aunque la historia principal es la de Aislinn y Christian, los otros personajes estamos constantemente inyectándole o restándole algo a esa historia. Me encanta que la vida de ellos y su relación dependan y se nutran de lo que sucede alrededor. Mi personaje suma mucho, siento que es de esas personas que todos queremos tener como mejor amiga. Ella no está muy segura de sí misma, pero sí de que a su amiga le va a ir bien, cree en ella y en que la vida le va a sonreír.
Yo te conocí por la serie Paramédicos, y de eso han pasado muchos años. ¿Qué te dejó esa producción?
La serie Paramédicos me dejó todo. Hay proyectos que te cambian la vida, y a mí este me la cambió en muchos sentidos. Ahora que soy mamá, he usado todo lo que aprendí porque nos dieron entrenamientos muy completos.
Hace poco, mi hija se lastimó bajando de un trampolín y descubrimos que se había astillado una parte del codo. Yo le puse una férula y le vendaba y desenvolvía el brazo; hasta el doctor quedó sorprendido de lo bien que lo hacía, pero es que soy una paramédica real, aprendí todo en la Cruz Roja.
Una vez, en una fiesta infantil, un niño se ahogó con un dulce y corrí a hacerle la maniobra de Heimlich. Son cosas que agradezco haber aprendido.
¿Cómo te sientes en esta etapa de tu vida?
Siento que con la edad he aprendido y he podido explorar diferentes partes de mí que disfruto, y eso no significa que haya abandonado mi carrera o que ya no me sienta actriz. Pero con los años, la experiencia y las pandemias, uno se da cuenta de que las cosas cambian.
Descubrí que me apasiona la sustentabilidad: vivir con menos basura, producir menos, solo con lo necesario, sin el exceso con el que nos hemos acostumbrado a vivir en las últimas décadas.
Traía la idea de producir productos sin plástico, como shampoo y acondicionador. Tengo mucho pelo y era fan de los enjuagues o acondicionadores que dan brillo, hasta que un día me di cuenta de que mi baño estaba lleno de botellas de plástico. Pensé: “No puedo decir que no tomo agua en botella y, al mismo tiempo, tener un montón de botellas de acondicionador”.
Vi esa incongruencia y decidí empezar a usar productos en barra. Salí a buscar con Aislinn, que compartía mi preocupación, pero nada en barra funcionaba. Olían rico, pero al usarlos, no servían. Entonces dijimos: ¿por qué no lo hacemos nosotras?
Nuestra empresa, AMAI, nace de una necesidad muy personal de generar menos basura. Así empezó hace cinco años, con mucho trabajo. Además de ser una de las creadoras, soy la CEO, así que trabajo todos los días con un equipo increíble. Hoy en día, se han vendido más de un millón de barras, lo que significa un millón de botellas de plástico menos en el mundo.
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¿Cuándo nació tu interés por el cuidado del planeta?
¡Qué bonita pregunta! Tengo más de 22 años sin comer animales. Nací en una familia que solo comía proteína animal, pero a los 15 años me fui a Sudáfrica, a un pequeño país que en ese entonces se llamaba Suazilandia (hoy Esuatini), que colinda con Mozambique, en el sur.
Me gané una beca para estudiar el bachillerato internacional en una escuela donde todos los alumnos eran becados. En vacaciones, regresar a casa era muy costoso para mí, así que me quedaba y aprovechaba para viajar a los países vecinos.
En Etiopía vi de cerca la extrema pobreza y la desigualdad. Había mucho ganado, pero solo un grupo muy selecto de personas podía comerlo. Me pareció muy injusto. Pensé: “¿Por qué hay tanto para tan pocos y tan poco para tantos?” Fue una desigualdad muy visible.
Cuando salí de casa, me enfrenté al mundo real. Yo vivía en una burbuja y nunca me había cuestionado nada. Investigué cómo trataban a los animales en los rastros y, por primera vez, conecté con el hecho de que una res es una vaca. Estamos un poco desensibilizados.
Ahí decidí dejar de comer carne, pollo y cerdo; el pescado lo dejé años más tarde. La inequidad social y el sufrimiento animal me despertaron, y desde entonces tengo esta preocupación y respeto por los seres vivos y el planeta.
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