Steve Carell
Foto: Steve Neaves

Entrevista con Steve Carell

Este ‘Virgen a los 40’ hizo a un lado la comedia para interpretar a un millonario megalomaníaco que logró la fama por el asesinato de un luchador profesional. Aquí presentamos su lado serio

Publicidad
Cuenta la leyenda que hace unos años lo único que se necesitaba para ser estrella de Hollywood era una barbilla partida, un gran entusiasmo por la cocaína y la capacidad de correr y disparar un arma de fuego al mismo tiempo. Afortunadamente en esta época de ansiedad, requerimos un poco más de nuestras estrellas de cine. Ahora queremos que sean decentes, humildes, que tengan buen gusto al vestir, vivan un matrimonio feliz e, irónicamente, que sean ordinarios.

Estos requerimientos sustentan a Steve Carell como uno de los representantes más cool del Hollywood contemporáneo. Él es padre de dos niños y lleva casi 10 años casado con su esposa Nancy. No le grita a los paparazzi ni ha salido borracho de algún bar de Los Ángeles. Es el tipo de hombre que podrías llevar a casa para presentarle a tus padres y terminaría hablando sobre los pantalones más cómodos y la mejor forma de remodelar el baño. ¿Acaso no parece aburrido? Quizá, pero en el caso de Carell, no lo es.

Con todo y su falta de protagonismo mediático, este comediante convertido en actor ha demostrado tener una presencia única frente al lente. Alguna vez fue tomado como alguien predecible y naturalmente gracioso. Esta reputación le ha valido un par de nominaciones al Emmy y el reconocimiento de los Globos de Oro por su trabajo en The Office.

Este año su carrera tomará un nuevo rumbo gracias a la brillante actuación que logró en Foxcatcher. La cinta narra la historia de John Du Pont, un magnate al que su dinero no le alcanzó para ocultar un peligroso desorden de personalidad. Para desarrollar su personaje, Carell utilizó una fantástica caracterización que lo dejó irreconocible.

En persona, Carell es todo lo que esperas que sea: amigable, considerado y respetuoso. En todo momento se muestra alegre y con una sonrisa en el rostro. Mientras contesta nuestras preguntas, jamás expone los signos de fatiga propios de la promoción de la cinta. Es la descripción perfecta del "buen tipo".
La gente te ve como un hombre de familia que jamás aparece en los chismes, ¿estás contento con esa imagen?
Así soy, no es una invención. Nadie va por la calle vendiendo fotos mías con la esperanza de hacer dinero. Tengo una esposa y dos hijos. Esto es simplemente mi trabajo, no hay nada oscuro en mi vida.

¿Crees que Hollywood está más relajado ahora en comparación con el de los ochenta y su afición a las drogas?
Hum. ¿Crees que hay más gente normal o que ahora todos nos portamos bien? Creo que si hiciera algo malo, la gente lo publicaría en Twitter e instantáneamente miles, sino es que millones de personas, se enterarían. Me gusta pensar que todos somos genuinamente buenos, pero parte de mí me dice que ahora todos cuidan más su imagen.

¿O sea que Twitter es la conciencia de Hollywood?
Bueno, espero que siempre me haya portado de forma correcta. La influencia de las redes sociales no es una buena razón para ser una persona decente.

¿A qué atribuyes tu gran popularidad?
¡Ja! Es una gran pregunta. ¿Por qué soy popular? Bueno, es como si hubiera ganado la lotería.  Jamás pensé que todo esto pasaría. Siempre quise trabajar para mantener a mi familia. Esa era la meta.

Eres un ahorrador famoso. Compras tus jeans en Banana Republic...
A veces en J Crew, cuando quiero darme un lujo.

Fuera de tus propiedades, ¿qué es lo más caro que has comprado?
Compramos una Dyson. Gastar 700 dólares en una aspiradora me pareció una locura, pero cuando ves los comerciales no puedes evitar querer tener una. Aunque en realidad nunca siento la necesidad de comprar cosas costosas.

¿Te emocionaste cuando gastaste esos 700 dólares?
No fue tanto una ráfaga fugaz como una especie de culpa católica. Una vez fui a Bergdorf Goodman en Nueva York y vi una camisa increíble. Era un artículo deportivo, nada elegante. La llevé a la caja registradora y costaba como 250 dólares, mucho más de lo que gasto en camisas. Dudé un poco antes de comprarla, pero ya estaba en la caja, así que me la llevé. Luego, gracias a la culpa, sentí la necesidad de usarla hasta exprimir mi dinero. Calculo que la usé unas 100 veces. Eso es $2.50 por cada vez que la traía puesta.

¿El hecho de que seas tan tacaño hace que tu familia se frustre?
Bueno, no es como que sea codo. Sólo que no siento la necesidad de derrochar. ¿Tener una camisa costosa te hará sentir mejor contigo mismo? Y si lo hace, ¿qué dice eso sobre ti? ¿La decisión de hacer un papel tan serio como el que haces en Foxcatcher tiene algo que ver con el momento que vives? Cumpliste 50 años, tienes un lugar en Hollywood, ¿es tiempo de cambiar tu reputación?
No me preocupa cómo me ve la gente. Si empiezas a tomar papeles pensando en eso, dañarás tu carrera. Lo hice porque pensé que sería genial, eso es todo.

¿Alguna vez te dijo Benner Miller (director de Foxcatcher) por qué pensó en ti para el papel de John Du Pont?
No creo que haya aparecido en la lista original, pero mi agente le habló sobre mí. También tuvo que ver la percepción de mi persona. John Du Pont era visto como una persona muy amable, la gente jamás esperó que hiciera algo tan terrible.

¿Te inspiras en el trabajo de Robin Williams para tus personajes de comedia?

Absolutamente. Era un gran fan. No conozco a ningún otro actor con tal diversidad. Podía hacer un rol muy serio y luego Flubber. Sólo lo conocí una vez, pero cuando falleció sentí una gran pérdida.

Hay muchos rumores en cuanto a Foxcatcher y el Oscar. ¿Cómo te sentirías si fueras nominado?
En realidad quiero competir al Nobel por la paz. Ese es mi objetivo.

¿Por esta película o por tu trabajo en general?
Por mi trabajo en general, pero no. Honestamente no se qué decir sobre el Oscar. No estoy diciendo que sea algo tonto, pero tampoco puedes depender de ello.

¿Hay algún premio que te gustaría ganar?
Papá del año, pero ese me lo llevo siempre.
Recomendado
    También te puede gustar
    También te puede gustar
    Publicidad