Amigos y vecinos Jon Hamm
Foto: Cortesía
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“Ser exitoso es hacer lo que amas”: Jon Hamm habla sobre el precio de aparentar

El protagonista de Mad Men vuelve con Amigos y vecinos, una serie sobre un hombre que lo pierde todo intentando mantener su estatus.

Stivi de Tivi
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Después de casi dos décadas del fenómeno Mad Men, Jon Hamm regresa a la televisión como protagonista de un nuevo drama: Amigos y vecinos, una serie de Apple TV+ en la que interpreta a un hombre que, tras perderlo todo, recurre a robar casas para mantener las apariencias. Lo curioso: el personaje fue creado específicamente para él. Platicamos con Hamm sobre este inesperado regreso al drama, su visión del éxito y cómo fue encarnar a un personaje tan complejo.

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No habías protagonizado un show desde que terminó Mad Men. ¿Por qué elegiste que Amigos y vecinos fuera el proyecto de tu regreso?

Lo que me hizo escoger este proyecto fue Jonathan Tropper, el creador y showrunner de la serie. Me encanta su trabajo y descubrimos que esta historia sería una gran oportunidad para explorar algo entretenido, que los dos pudiéramos disfrutar: él desde la escritura y yo como actor. Le metimos el diente al proyecto y lo gozamos. Pensamos que sería divertido, y afortunadamente así fue.

Como mencionas, el último show que protagonicé fue Mad Men. Yo tenía treinta y tantos, principios de los cuarenta, y ahora estoy en mis cincuenta. Así que es un reto, por la energía que requiere, el tiempo que demanda y los aspectos personales, pero me siento en buena forma para hacerlo. Sé cómo funciona este trabajo porque ya lo he hecho antes; entiendo sus exigencias, y lo sigo disfrutando. Me la paso genial cada vez que voy a trabajar, y estoy feliz de poder hacerlo otra vez en la segunda temporada, que ya vamos a filmar.

Eres el protagonista, lo que significa que apareces en casi todas las escenas y con diálogos larguísimos. ¿Nunca le pides un descanso a Jonathan?

No, porque disfruto mucho mi trabajo. A veces me toca dar más de lo común, pero también obtengo grandes recompensas: trabajar con gente que admiro, conseguir otras oportunidades… Como cualquier persona, termino cansado al final del día, porque este trabajo requiere mucho mental y emocionalmente. Pero eso pasa en cualquier otro trabajo también, y pedir un descanso no me corresponde: me contrataron para trabajar y cumplir.

Al inicio del show, Cooper presenta su idea de lo que significa ser exitoso: tener un gran trabajo, mucho dinero, un matrimonio perfecto… Lo consigue, pero luego lo pierde todo. ¿Qué significa para ti ser exitoso hoy? ¿Ha cambiado esa idea desde que empezaste tu carrera?

Hay una frase que dice: “ser exitoso es poder hacer lo que amas y encontrar a alguien lo suficientemente tonto para pagarte por ello”. Para mí, se trata de eso: ser feliz y entender que tu vida no se mide por lo que acumulas materialmente. Hay mucho más en la vida que solo juntar cosas. Está la satisfacción emocional, la gratificación espiritual, todo lo que viene con vivir una vida que te nutre y que se siente significativa.

Ese es justo el camino en el que se encuentra Cooper. Como dices, en la narración inicial él cree que va hacia el momento cúspide de su vida, hacia la felicidad, pero no es así. Entonces tiene que reevaluar todo y empezar de nuevo, que es parte de la vida. Solo que, en su caso, además tiene que enfrentar las exigencias de mantener una apariencia que, al final, no es lo que lo llena. Ese es el dilema en el que está atrapado.

La locación también juega un papel importante en la serie. ¿Qué nos puedes contar al respecto?

Westmond Village es un lugar ficticio, pero está basado en sitios reales que tanto Jonathan como yo conocimos en nuestra juventud o en la vida adulta. Sabes, en cada ciudad siempre hay una zona “elegante”. Desde Beverly Hills y Bel-Air hasta los Hamptons. Yo crecí en Connecticut y conocía varias. Cada ciudad tiene su lado exclusivo. Esta es nuestra versión de ese tipo de comunidad, la usamos como escenario para nuestra ciudad ficticia en Nueva York.

Lo interesante es que grabamos en lugares reales, y mucha gente se sintió halagada de que eligiéramos su vecindario como base para nuestra crítica —no tan positiva— de ese estilo de vida.

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