Zach Cregger habla sobre La hora de la desaparición
Foto: Cortesía
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Zach Cregger habla sobre La hora de la desaparición: terror, misterio y humor

Con La hora de la desaparición, Zach Cregger apuesta por una narrativa arriesgada que podría darle un nombre en el cine de horror.

Stivi de Tivi
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Tras el inesperado fenómeno de Barbarian, Zach Cregger dejó de ser “el comediante que dirige cine” para convertirse en una de las voces más prometedoras del horror contemporáneo. Su nueva película, La hora de la desaparición (Weapons), se estrena el 8 de agosto y promete consolidar su lugar junto a los grandes maestros del género.

La historia se sitúa en una pequeña comunidad estadounidense, donde todos los niños de una misma clase desaparecen misteriosamente a las 2:17 de la madrugada… excepto uno. Lo más inquietante: todos salieron de sus casas por voluntad propia. Mientras los padres buscan respuestas, algunos culpan a la maestra, otros temen que algo mucho más siniestro esté detrás.

Platicamos con Zach Cregger sobre este ambicioso proyecto, el aprendizaje detrás de cámaras y su visión del horror como el mejor vehículo para contar historias.

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Luego de un éxito tan grande como lo fue Barbarian, ¿sientes presión al presentar tu nueva película?

Escribí Weapons antes de que Barbarian se estrenara, así que no permití que ninguna expectativa me afectara. Tuve la oportunidad de escribir desde un lugar puro, alejado de la ambición. Siempre creí en este guion, y cuando Barbarian tuvo un gran momento de visibilidad, aproveché para mover un proyecto que ya estaba listo.

¿Aprendiste algo nuevo en este filme que tal vez no habías experimentado con tus películas anteriores? ¿Te retó como director?

Aprendí mucho sobre lentes, sobre efectos especiales. Barbarian tiene solo tres personajes principales y Weapons tiene entre siete y ocho, así que tienes que adaptar la forma de contar sus historias, y también la manera de trabajar con los actores. Fue muy educativo. Esta es una película grande en todos los sentidos: más locaciones, más escenarios, más sustos, más risas… más de todo, y con poco tiempo. Filmé Barbarian en 33 días y Weapons en 42. Hice mucho más con poco tiempo, ese fue el reto. Creo que ahora soy bueno con el tiempo.

Tienes un elenco increíble. ¿Cómo fue conseguirlos y trabajar con ellos?

Es una locura. Después de Barbarian podía ofrecerle personajes a quien quisiera sin sentirme avergonzado por no ser conocido. ¡Eso fue lo mejor! Todavía no creo que tengo a Josh Brolin en la película. Lo amo desde siempre y descubrí que es un tipo encantador: me invitó a su casa y todo. La primera vez que lo conocí, por un momento olvidé que era Josh Brolin… hasta que recordé que no estaba hablando con cualquiera. Pero es tan sencillo y buena onda que parecía una charla entre dos personas comunes. Tuvimos conversaciones durante meses antes de llegar al set. Pero cuando puse la cámara y lo vi entrar a escena pensé: “No jodas, es el Josh Brolin. Es una estrella de cine… en mi película”. Todos en el elenco dieron el 100%, como Julia Garner o Austin Abrams, que es talentosísimo. Amy Madigan es una fuerza de la naturaleza: ella se roba la película, será una de las actuaciones más comentadas de 2025. Estoy muy orgulloso de mi elenco.

Eres un director que juega con estructuras narrativas. ¿Cómo construiste Weapons usando ese enfoque?

Tienes razón. Weapons tiene una estructura extraña, muy diferente a Barbarian, que era una película de tres actos. Aquí nos vamos por todos lados. Lo escribes y esperas que se forme visualmente. El primer borrador no funcionó, era un caos. Tuve que trabajar mucho para hacerlo funcionar. En la sala de guionistas era evidente que el guion estaba roto. Sentí que nunca iba a encontrar la forma de trasladarlo bien. Pero no hay que rendirse, aunque sea difícil. Escribir es muy difícil. Tal vez para otras personas no lo sea, pero para mí sí. Cada vez que empiezo con una hoja en blanco siento que estoy escalando el Everest.

Actualmente el horror parece el género perfecto para contar historias relevantes. ¿Estás de acuerdo?

Totalmente. Puedes contar lo que quieras y mientras más raro sea, más funciona. El público lo busca sabiendo que no lo vas a complacer, sino que vas a contar tu visión. No me importa si la ve un anciano en otra parte del mundo o una chica joven. Las hago para mí, y solo este género lo permite. Cuando haces una película de superhéroes no puedes tener esa actitud: ahí tienes que complacer a todos.

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