Nunca ha dejado de darme vueltas la frase que un día escuché: “quiero un mundo donde todos vivan con VIH, con SIDA”. Enunciaba un mundo donde todos tenemos la capacidad de sentir en el cuerpo lo que implica vivir con el virus, con el virus social de la discriminación, de la serofobia, con ese discurso higienizante y ese imaginario moral que constantemente alude a la suciedad y al pecado. Discurso que vemos todos los días en Grindr; homosexuales juzgándonos entre nosotros como si la sociedad heteropatriarcal no lo hiciera ya.
En plena crisis de antirretrovirales en el sistema de salud mexicano, yo también quiero un mundo donde todxs vivamos con VIH, donde nos duela lo mismo que les duele a nuestrxs hermanxs que viven y resisten todos los días. Y para crear consciencia y comprender lo anterior, está la exposición Expediente seropostivo. Derivas visuales sobre el VIH en México, en el Museo Universitario de Arte Contemporáneo (MUAC). Comisariada por Sol Henaro y Luis Matus, esta muestra y el libro que se desprende de ella buscan ser un repositorio visual de acceso público sobre la pandemia del VIH en México en torno al activismo y la producción artística de la comunidad LGBT+ durante las décadas posteriores al brote del virus.
Verás más de 150 piezas provenientes de la Colección Visualidades y VIH en México —construida durante dos años y medio por el Centro de Documentación Arkheia MUAC—, entre cartel, fotografía, hemerografía, registro, performance, instalación y video. La exhibición inauguró con un performance de la artista multidisciplinaria Lorena Orozco Quiyono: el curador Luis Matus fungió como donador de una muestra de sangre tomada en vivo por una enfermera de la Escuela Nacional de Enfermería y Obstetricia.
Algunas de las obras más simbólicas que encontrarás son la serie The Dark Book del fotógrafo Omar Gámez, quien durante dos años documentó los afectos y los espacios de encuentro erótico-sexual entre hombres en la CDMX, así como las series Adherencia y Ajustada cárcel que me cubre de Óscar Sánchez Gómez, quien crea imaginarios en torno a su propia experiencia con los antirretrovirales. También destaca Jesús y el diablo (Taller de Documentación Visual), una evocación a la piedad, al mostrar semidesnudos al maestro Antonio Salazar y su pareja Jesús Garibay, emulando los efectos del SIDA sobre el cuerpo vulnerable.
Además, te sorprenderás con las imágenes de las históricas campañas publicitarias del CONASIDA para la prevención del VIH a cargo de Gabriel Figueroa Flores; así como con diversos números de los noventa de la icónica revista Letra S. Sida, Cultura y Vida Cotidiana A.C.; desde ahí, su director Alejandro Brito hace remembranza a aquella época cuando “la epidemia del miedo fue más fuerte que la del VIH/sida”. Desde aquí, yo apelo por un mundo donde lo que circule por la sangre no nos defina para mal, donde no se nos olvide que el virus atraviesa cuerpo, raza, género, preferencia sexual, religión y nivel socioeconómico; donde seamos un poco más activistas y un poco menos canallas: un mundo en el que todos vivamos con VIH.
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