Pose
Foto: Cortesía Netflix

Lo que nos gustó y lo que no de la segunda temporada de Pose

La segunda temporada de la afamada serie LGBTTTI ya está en Netflix, aquí los aciertos y desaciertos de la entrega

Stivi de Tivi
Escrito por
Stivi de Tivi
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Luego de una espera de más de año y medio (que fue cuando se estrenó en Estados Unidos), llegó a Netflix a principios de 2021 la segunda temporada de Pose, la serie que se ha convertido en uno de los programas más necesarios, humanos y a la vez difíciles de la televisión.

En su primera etapa conocemos a Blanca (interpretada por Mj Rodriguez), quien decide abandonar la casa de vogue House Abundance, fundada por la icónica Elektra Abundance (Dominique Jackson), para crear la suya, House of Evangelista. Mientras que Elektra solo quiere ganar, Blanca desea convertirse en una madre para las personas de su casa. Para esa temporada, el show nos mostraba cómo la comunidad LGBTTTI era olvidada y maltratada a finales de los ochenta en Nueva York y ellos desesperados buscaban maneras para sobrellevarlo, ya sea con la prostitución o con las drogas, por lo que en los salones clandestinos de baile encontraban un lugar para brillar y ser aceptados, mientras una enfermedad de la que no sea hablaba —SIDA— estaba matando a su población.

La segunda temporada de Pose nos lleva a inicios de los noventa. House of Evangelista ya es una casa respetada y sus hijos están triunfando; ya sea en modelaje, el baile o en la escena. A la par, Blanca lucha por abrir su salón de belleza y Elektra crea House of Wintour, mientras por la noche trabaja como dominatriz de hombres con dinero. Por último, el presentador de los ballrooms, Pray Tell, ve con dolor morir a su pareja y amigos por VIH, a la par que su salud empieza a empeorar.

Sin muchos spoilers, esto es lo que nos entrega la nueva etapa de Pose que gracias a Netflix ha vuelto a estar en la boca de todos. Les presento lo que más me gustó y lo que menos disfruté de la segunda de temporada de la serie de Fox producida por Ryan Murphy.

Foto: Cortesía Netflix

ME GUSTA

Denuncia social

En la nueva temporada los personajes se involucran en la asociación ACT UP, organización creada para pelear por derechos a la comunidad LGBT+ que estaba siendo fuertemente golpeada por la epidemia del SIDA. Ellos empiezan una lucha para exigir sus derechos y que el país no los ignore como lo ha hecho por tantos años y ahora tienen a una nueva aliada, la enfermera Judy (Sandra Benhard), especializada en tratar a pacientes con VIH. También vemos que Blanca va a Hart Island para acompañar a Pray a enterrar el cadáver de su pareja, en una isla alejada de la ciudad en la que suelen enterrar a vagabundos y ahora a las personas que morían por esta enfermedad, como si su cadáver contaminara la tierra.

Estos temas y el nuevo rumbo que presenta la serie se deben a la entrada como guionista de la escritora y abogada transgénero Janet Mock, quien además de ser una de las voces más relevantes de la comunidad desea que la representación sea justa y real.

Dolorosa

Llegamos a una etapa de la serie más oscura, punzante y totalmente enfurecida y no es para menos, pues a lo que se enfrentan los personajes es a lo que la comunidad ha hecho frente y sigue haciéndolo. El cuarto episodio, que gira entorno a Candy (Angelica Ross), nos dejó con un hueco en el corazón por la situación presentada. La violencia transfóbica sigue existiendo y cada semana se escucha otro crimen contra personas trans.

No celebro el hecho de que sea una temporada triste, pero sí lo importante que es denunciar y dar visibilidad a los riesgos a los que día a día se enfrenta la comunidad LGBTTTI, por lo que este producto respetado por la crítica —ha estado 12 veces nominado al Emmy y Billy Porter ganó el Emmy a Mejor Actor— y que ha funcionado a nivel mundial es una gran oportunidad para hacer que las masas conozcan sobre diversidad sexual y se pueda empezar una conversación.

Cultura pop

El primer episodio nos lleva a marzo de 1990, cuando Madonna saca la canción “Vogue” que habla sobre los ballrooms dándole voz a nivel mundial a la comunidad LGBT+. Blanca emocionada no puede creer que la mujer más famosa del mundo esté cantando sobre ellos, para después llevarnos al momento en que Ricky y Damon audicionan para formar el ensamble de bailarines de la gira mundial Blond Ambition de Madonna.

En la temporada vemos cómo hechos que marcaron y definieron el inicio de los noventa son usados para aderezar y hacer real la serie. Desde la mención del documental Paris is Burning, pasando los programas de televisión de baile tan populares en ese momento, hasta la generación MTV, todos se preparaban para un mundo que prometía más libertad e inclusión.

La historia de Angel está fuertemente inspirada en Tracey “Africa” Norman, la primera modelo trans de color cuyo rostro engalanó productos de Avon y los tintes para cabello de Clairol, pero al descubrirse que no era mujer de nacimiento, su carrera terminó y ninguna marca o agencia quiso trabajar con ella porque no era socialmente aceptable.

NO ME GUSTA

Rellenos

Mientras la primera temporada de Pose estaba enfocada en todos los temas que quería tocar y en las distintas historias a las que los protagonistas se enfrentaban, ahora, en la segunda tenemos una balanza entre episodios donde suceden muchas cosas y otros donde realmente no vemos nada. Por ejemplo, el sexto episodio llamado “Loves in Need of Love Today”, en el que los personajes organizan un evento musical para recaudar fondos a pacientes infectados con VIH.

Es genial tener voces como la de Sandre Bernhard, Billy Porter, Mj Rodriguez y la inigualable diva de Broadway Patti LuPone interpretando clásicos de Judy Garland o Prince; si hubieran dedicado unos minutos a esto, sería recordado y aplaudido, por el contrario, es un episodio entero para verlos cantar, en el cual todas las tramas se detienen, ninguna avanza, solo vemos situaciones... perdón, pero en ese momento el botón para adelantar fue mi mejor amigo.

¿O qué me dicen de la escena Solid Gold? Un show de baile muy al estilo Soul Train en donde bailarines profesionales se mueven al ritmo de los más grandes éxitos musicales del momento. Ya sabemos que Damon y Ricky bailan increíble, ¿pero tres minutos de esto? Mucha paja que al final llega a cansar.

Personajes desperdiciados

Se tiene que reconocer que Pose es una de las series con un elenco maravillosamente talentoso. Todxs aquí cantan y bailan, te dejan con la boca abierta y además tienen una presencia impresionante; entonces, molesta cuando a algunos los usan solo como adorno. Por ejemplo; Lulu Ferocity (Hailie Sahar), el miembro más desperdiciado del show: antes existía porque formaba parte del simpático dúo que ella y Candy hacían, pero con el triste destino de Candy este personaje se vio forzado a deambular de un lado a otro sin camino propio.

Lulu se merece una historia y un episodio enfocado en ella. De igual manera con Papi, quien de ser un personaje que además de ser chistoso tenía una fuerte adicción con las drogas, en la segunda temporada crean una relación forzadísima con Angel (y ni se enojen que esta pareja fue metida con calzador ya que entre ellos no hay química como la que tenía Indya Moore con Evan Peters), quien solo existe si su novia hace algo.

Villanos Murphy

Sabemos que estamos viendo una serie de Ryan Murphy si vemos personajes malos haciendo fechorías solo porque pueden, para luego tener momentos en el que sienten compasión y cambiar su actitud por cinco segundos. Sucedió con Sue Sylvester (Jane Lynch) en Glee, Chanel (Emma Roberts) en Scream Queens y Jessica Lange en todas las temporadas de American Horror Story en las que estuvo.

Elektra Wintour (Dominique Jackson) va por la misma línea en esta segunda temporada. Al final de la pasada ella pierde todo y Blanca la recibe con gusto. Ahora vemos cómo de la nada es una malagradecida, se va y vuelve a hacer fechorías, pero luego tiene problemas (Blanca al rescate) y después volver a ser mala.

No vayan a pensar que odio a este personaje; no, al contrario, me encanta y me parece que Dominique es un imán para la pantalla, pero al parecer esta serie no funciona si no existe alguien que intente hacerle la vida miserable a los protagonistas, como si el ser latino o afroamericano perteneciente a la comunidad LGBTTTI, para quienes el VIH está respirando en su cuello, no fuera suficiente; no, necesitan poner a Frederica Norman (Patti LuPone) para que les haga fechorías y no los deje ser feliz. Ya deberían de dejar a un lado estos clichés y enfocarse en los temas reales.

Pose. Disponible en Netflix. 

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