Reseña de Madame de Stéphane Riethhauser
Foto: Cortesía My French Film Festival

Madame: Reescribir la memoria

Este es el texto ganador del concurso de crítica cinematográfica de My French Film Festival

Escrito por
Kar Rajme
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Soy de las personas que no se desprenden con facilidad de los objetos: pienso siempre que pueden servirme después o que algún día volveré a ellos como la primera vez, como si fueran nuevos. Guardo cajas de juguetes viejos y dibujos, incluso de cosas que no fueron mías, pero que llegaron hasta mí por azares del destino. El documental de archivo del realizador suizo Stéphane Riethhauser (Ginebra, 1972), Madame, es ese baúl de los recuerdos que se abre de nuevo y nos invita a descubrir en él, con una nueva mirada, un tiempo que creíamos perdido, pero que aún tiene mucho que decirnos.

El largometraje fue elaborado con material audiovisual y fotográfico perteneciente a tres generaciones de la familia del propio realizador. En él, con un montaje provocador y magistral, articula un diálogo visual y oral entre la historia de su abuela paterna, Caroline, y su propia historia como un hombre que se descubre homosexual en medio de una familia conservadora de la alta sociedad en Ginebra. Caroline y Stéphane son dos figuras hechas con el mismo molde, como ellos mencionan, pero el juego de espejos es mucho más profundo que el de una relación afectiva; ambos tienen que enfrentarse al sistema machista que los rodea y determina. Así, mediante un diálogo con el pasado, pero sobre todo al revelar la historia de Caroline, Madame adquiere una fuerza política desde lo íntimo y nos permite observar y reflexionar cómo los roles de género y las imposiciones que de allí surgen son propiciadas por palabras, imágenes e ideas a lo largo de nuestras vidas y a lo largo de distintas generaciones.


Foto: Cortesía My French Film Festival

Dentro de la denuncia y la reflexión, la película se muestra también creativa al alejarse de un tono de dolor y nostalgia que acompaña muchas veces las temáticas de la vejez y los recuerdos. En vez de ello, la película juega con elementos como el humor, que se desarrolla incluso en la última escena, donde Caroline pasea en su silla eléctrica por la ciudad mientras se lee en un graffiti “punk or die!”; o como el arte (la música, la plástica, el teatro y el mismo cine), que además de amenizar la cinta al romper con una visualidad monótona y uniforme, representa otro vehículo de diálogo entre Stéphane, Caroline y el propio público. Observamos el arte como ese espacio de creatividad, de creación, de posibilidad de ser lo que somos, pero también como el sitio de representación de la violencia más sutil.

Entre la voz en off de la narración de Stéphane y la selección de secuencias de cine casero hecho por un Stéphane adolescente, se desviste el discurso que compone la masculinidad como un enfrentamiento a lo femenino, y donde cabe la fuerza antes que el afecto. Los videos caseros y las películas amateur del padre de Stéphane también son recuperadas para enfrentar un viejo imaginario de lo masculino y la familia frente a una reflexión sobre otras formas de amar y ser hombre, mujer, o en realidad solamente descubrirse.

Atreverse a narrar el pasado es otro de los logros de Madame. No es un recurso nuevo, pero representa un desafío para colocar la mirada. Sin embargo, sin caer en la glorificación del pasado o la exaltación del futuro, la cinta permite entablar el puente necesario para comprender que ambos momentos se nutren en sus luces y sombras. La lucha de Caroline por ser una mujer independiente encuentra un nuevo sentido en la lucha de su nieto, quien se vuelve un activista por los derechos LGBTTTIQ+.

Las tensiones son también evidentes en los momentos en que Caroline expresa sus opiniones acerca de la forma de vestir de las mujeres en la actualidad o, de manera más cómica, cuando habla del horrible peinado de Stéphane. Todos estos elementos conforman un retrato honesto, con dimensiones que permiten observar desde diversas perspectivas la película. Además, por medio de estas relaciones, devuelve a aquellas personas y comunidades a las que se les ha negado el derecho a nombrarse y vivirse, la fuerza para reescribir su historia.

En general, Madame se presenta como una oportunidad para volver la mirada hacia aquello que dejamos atrás y nos caracteriza, y que, a su vez, tiene la potencia de ser transformado si nos atrevemos a mirar más de cerca sus matices.

Madame. Suiza, Francia, 2019. Dir. Stéphane Riethhauser. Con Caroline Della Beffa y Stéphane Riethauser.

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