Glub de natación Osos al agua
Foto: Enrique Roel/Cortesía Osos al agua

Échate un clavado con el grupo de natación gay Osos al agua

¡Al agua osos! Tomamos una clase de natación entre osos homosexuales y este fue el resultado

Escrito por
Edgar Vargas
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Todos conocemos a alguien que practica natación o reconocemos a un nadador por la espaldota que desarrollan de tanto ejercitar los brazos, como sea, sabemos que tiene muchos beneficios para la salud.

Cada vez veo más grupos especializados en este deporte —personas de la tercera edad, al desnudo—, supongo porque es más cómodo estar rodeado de personas que tienen alguna afinidad contigo. Así que me lancé a conocer a un grupo de osos homosexuales que se reúne en la alberca olímpica del Deportivo Cuauhtémoc: Osos al agua.

Al llegar, me dio gusto ver a tanto barbón semidesnudo y de sonrisas amplísimas. El oso instructor, Raúl Calzada, me envió al vestidor para ponerme el traje de baño estratégicamente seleccionado para llamar la atención de esos hombres que levantan tantas cosas en mí; aunque si me voltearon a ver, no lo supe, porque tuve que cambiar mis lentes con graduación de abuelita por unos googles, una gorra de silicón y unas sandalias, requisitos indispensables.

Foto: Enrique Roel/Cortesía Osos al agua

Le mostré a Raúl lo que sabía hacer y eso me valió el título de “cachorro” (principiante). Pude ver que en otros carriles de la alberca se encontraban los “pandas” (intermedios) y los “polares” (avanzados). A estos últimos me gustó verlos practicar clavados (hablo de arrojarse al agua, claro): alrededor de unos 15 peludos y barrigones jugando entre ellos y después yendo al agua, juro que pude verlo en slow motion.

Mientras tanto, junto con mis compañeros de iniciación (aproximadamente tres), practiqué la técnica adecuada para respirar y luego el cómo sumergirme. Empezaron los chistes y los comentarios inspirados por la música de fondo que en todo momento sonaba y que parecía salida del pride.

Sumergirme me trae tranquilidad, pues el sonido del exterior se ahoga y debajo del agua suena lejano; además, deshacerse del peso del cuerpo y solo quedarse con la conciencia de la cantidad de aire que permite ese estado de ingravidez es como un sueño. Y al volver a la superficie es grato encontrarse con la risa colectiva, ver a cada uno avanzar a su ritmo. Es imposible no olvidarse de cosas en el intento por permanecer a flote, incluso de nuestros miedos, lo digo por un osito que, al estar concentrado en ciertos ejercicios, no notó que ya estaba nadando tras declarar que no sabía hacerlo.

Foto: Enrique Roel/Cortesía Osos al agua

Al final de la clase nos dirigimos de nuevo a los vestidores. Cuando entré a las regaderas me encontré con una escena que días después patrocinó una de mis mejores sesiones de autocompañía. Todas las duchas estaban ocupadas así que, muy amablemente, un joven barbado de ojos lindos me ofreció compartir una: en lo que él se enjabonaba yo podría enjuagarme el cloro de la alberca. Me contó que lleva tres años en Osos al agua, aunque el grupo existe desde hace cinco, y que le gusta ir porque se siente seguro, ya que los encargados y los instructores son muy cercanos a ellos y buscan la integración de la comunidad.

Después, puse mis googles en los pequeños espacios para los artículos de limpieza, se resbalaron varias veces y en el intento por recuperarlos del suelo, mis manos y las de mi acompañante de ducha se tocaron varias veces, el recuerdo de su sonrisa enmarcada por los pelos de su cara aún explota en mi memoria. Así, las regaderas se convierten en un espacio maravilloso de intimidad.

Comprobé el sentido de comunidad al observar la manera en que los integrantes se saludaban: abrazos profundos y duraderos, besos en las mejillas, celebraciones cuando alguien regresa después de mucho tiempo de no asistir. En este club, las afinidades entre osos gays son el motor que dan inicio a las palabras y que se transforman en amistades; panzas peludas con panzas peludas, barbas con barbas, vernos en el otro, y en el otro encontrar y disfrutar lo que somos.  

Osos al agua. Deportivo Cuauhtémoc. Luis Donaldo Colosio esq. Juan Aldama, Buenavista. Mar-jue o mié-vie. 5-8pm y 6-7pm. $650-$1,700 mensualidad. FB: @ososalagua.

Recomendado: Guía Todo sobre sexo gay en la Ciudad de México.

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