VIH en la ciudad
Foto: Haaaron Alvarez

VIH en la Ciudad: La viruela símica no es una enfermedad gay, pero...

La viruela símica no es una enfermedad gay, pero sí nos está dando a los gais y otros hombres de la diversidad.

Ro Banda
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Ro Banda
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Han sido semanas vertiginosas y llenas de información para la comunidad de hombres de la diversidad; volvemos a estar en el foco y hasta hace unas semanas, no sabíamos bien qué estaba pasando.

El asunto vuelve a sonar parecido a hace 41 años: primeros casos "aislados" y misma población afectada.

La viruela símica existente de manera endémica en África desde los 70’s, solo que ahora ha empezado a brotar en países dónde no solía hacerlo. La mayoría de los casos detectados en EEUU. y otros países se identifican en hombres homosexuales, bisexuales y HSH (hombres que tienen sexo con hombres) y algunos de ellos viven con VIH.

En los medios de comunicación pasa la información pero no se aclara por qué es importante saber la focalización de estas poblaciones. Algunas asociaciones y activistas comenzaron a reclamar esta acción como estigmatización, mientras salubristas y académicos LGBT+ pidieron dejar a un lado el mal manejo de los medios y empezar a informar adecuadamente a las poblaciones clave.

Y ahí, justo, se inserta uno de los grandes retos de esta ya declarada emergencia sanitaria internacional: la viruela símica. Porque, ¿cómo comunicamos lo que necesitamos que la gente sepa, pero sin caer en el señalamiento y el estigma de una población per sé afectada? Cómo le damos perspectiva. Pero al mismo tiempo y sin estigmatizar, ¿cómo damos la información pertinente para que los hombres gais, bi, y demás HSH tomen sus precauciones y comiencen a procurarse entre sí? Es toda una labor comunitaria, literalmente.

Si bien, la viruela símica no es considerada una infección de transmisión sexual, está comprobado que el contagio de esta puede suceder por medio del contacto íntimo, ya sea piel con piel, saliva, e incluso por compartir los mismos utensilios y hasta la ropa de cama. Ante esto la recomendación inicial por parte de la OMS es no compartir nada de esto o estar en contacto con quien esté en fase contagiosa, ¿pero cómo saberlo a ciencia cierta? ¿Quién está en fase contagiosa y quién no? Y ahora, ¿cómo llevar estas recomendaciones y lo poco que sabemos al terreno de las relaciones de los hombres diversos? Es decir, cómo hablamos de por qué los brotes están radicando entre nosotros, pero sin juzgarnos nosotros mismos.

Dicho por la Dra. Brenda Cabtree (infectóloga e investigadora) -en el episodio reciente del podcast Sexcandala- son los comportamientos y prácticas de este sector (hombres gais, bi y HSH) los que hacen que los brotes estén focalizados. Es decir, el sexo, las saunas, lugares “de encuentro”, sexo grupal y orgias; todo eso de lo que se nos dice, deberíamos de estar avergonzados. Por otro lado, en un live sobre el tema -en mi cuenta de IG: @therobanda) el salubrista y académico Ricardo Baruch, comenta que está comprobado que somos los hombres gais y HSH quienes más sexo y más parejas sexuales tenemos, y qué en efecto, son nuestros comportamientos y prácticas las que facilitan las nuevas formas de contagios de la viruela símica. Pero, ¿lo vamos a juzgar?, no. ¿Es esto un significado de que sólo este sector poblacional se verá afectado?, para nada.

Si bien, hay que saber que la atención y el control de esta emergencia debe estar focalizado, la comunicación sobre el riesgo está en toda la población. Sin embargo, la focalización deber ser vista así porque de lo contrario -y al igual que como lo hemos aprendido con el VIH o en menor medida con el COVID- el problema será sólo de unos cuantos.

En palabras simples, hay que entender que la viruela símica no es una enfermedad gay, pero sí nos está dando a los gais… y a los bis y a los HSHs. Por ello, debemos atender dos cosas puntualmente: la exigencia de la atención y vacunación inmediata (que ya sé dijo en la guía de manejo de la viruela símica por parte de la SSP que su compra está contemplada); y por otro lado, hay que hablar de la desestigmatización social sobre nuestras prácticas, pero sobre todo hay que desestigmatizarnos desde las mismas poblaciones clave; pues pareciera que no merecemos atención prioritaria porque lo que hacemos y cómo lo hacemos es avergonzante. Y debemos terminar con ello.

La lucha contra el VIH - que mucho le debe a los feminismos- nos ha enseñado que una gran forma de combatir es visibilizar lo que nos sucede, nombrarlo; pero también, nos ha enseñado a abrazar todo lo que somos con todas nuestras partes, sin higienizar ni enjuagar nuestras vivencias.

La visibilidad es dura, y el plantear los escenarios como son, hace que el escarnio y el escrutinio aparezcan; librar esta batalla tiene que venir desde dentro y sin vergüenza de lo que somos o hacemos. Debemos de romper el silencio. De lo contrario, estaremos validando aquellos discursos que nos dicen que por ser cómo somos y hacer cómo hacemos “nos pasa lo que nos pasa”. La respuesta ante esto, siempre estará en el orgullo de ser… ya sea promiscuos o “jotos", pero ante todo, libres; sólo así podremos estar cuidando por una vez unos de los otros, sin escarnio, sin estigma, sin nada: sólo siendo lo que somos.

Recomendación. Primer Encuentro de Salud Integral (ENSAIN) para comunidad LGBTQIAP+.

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