Tenía ocho años cuanto conocí a Café Tacvba; mi tío Leandro puso Re mientras viajábamos
de Salvatierra a Salamanca, Guanajuato. Este pastiche de ritmos fue una explosión de colores para mis oídos. Así me enteré de los cuatro jinetes de Satélite.
Durante 30 años, Rubén Albarrán, Emmanuel del Real, Enrique y Joselo Rangel han musicalizado la vida del país, entretejiendo una actitud punk con lo mejor de la cultura mexicana. No existe rincón del país donde no hayan sonado “Las ores”, “María”, “Las batallas”, “El baile y el salón” o “Eres” — seguro la has dedicado a alguien—.
Cuando nos preguntan cuál es la mejor banda mexicana es imposible no pensar en Café Tacvba. A propósito de sus tres décadas, reuní las razones por las que para mí —y para muchos otros— es la mejor banda nacional.
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Desde su debut en 1992, con su disco homónimo, la banda retomó el folclore mexicano y lo fusionó con una actitud punk; desde sus letras, ritmos como el danzón y la banda, hasta el uso de vestimentas regionales mexicanas, Café Tacvba grita a los cuatro vientos “somos mexicanos”, dejando de lado a todas las bandas que copiaban estilos de agrupaciones extranjeras.
A pesar de la tonta rivalidad entre la Ciudad de México y el Estado de México, la banda siempre abrazó a la capital como su casa. Su nombre lo tomaron del emblemático restaurante del Centro, además de ser uno de los cronistas más emblemáticos de la CDMX con canciones como “El Metro”, en la que narran un viaje por el transporte emblema de la ciudad; “Las batallas”, inspirada en el libro Las batallas en el desierto de José Emilio Pacheco, que se sitúa en la Roma; o “Chilanga banda”, que nos enseña la jerga de la ciudad.
Sabemos que Café Tacvba está conformado por cuatro miembros, pero su front man siempre nos roba la atención. Su personalidad desfachatada, su amor al público y su carisma se han ganado nuestros corazones. Además, amamos que juegue con su personalidad y tenga alteregos: desde Pinche Juan, Cosmos y Massiossare hasta Ixaya Matatzin, Rita Cantalagua y Gallo Gassss; siempre tiene una ocurrencia que nos encanta.
Los tacubos siempre han usado la fama para denunciar injusticias sociales. Rubén Albarrán no solo retoma ideales de las culturas milenarias, también le da voz a las comunidades indígenas que sufren las consecuencias de la sobreexplotación de la tierra, como la contaminación del agua y la desaparición de sus ecosistemas. Rolas como “Trópico de Cáncer”, “El ciclón”, “Olita del altamar” y “Volcán” demuestran que su preocupación por el medio ambiente ha sido una constante en sus canciones y posiciones políticas.
Este año, Café Tacvba se convirtió en la primera banda latinoamericana en grabar dos MTV Unplugged. El primero fue lmado en Miami en 1995, el cual quedó guardado por no ser “un producto de calidad”, pero vio la luz en 2005. El segundo se rodó en 2019, en la Sala Nezahualcóyotl, y contó con la participación de Gustavo Santaolalla y David Byrne.
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