A propósito de su participación en el festival Ceremonia 2019, buscamos los motivos por lo que debes verlo en vivo el próximo 6 de abril
Sempre que escuchaba hablar de Aphex Twin, era porque sus fans utilizaban su música como un trampolín para hacerse los conocedores. Esto, en lugar de acercarme, me alejó de su trabajo.
Cuando por fin me decidí a descubrir por qué causaba tanto revuelo el principal representante del intelligent dance music, el ambient y la electrónica experimental, entendí por qué sus fans son así. Aphex Twin hace música para él y a cuenta gotas la comparte con el mundo, dotándolo de cierto halo de sofisticación. A pesar de esto, es un hecho que es un genio.
Su visita a Ceremonia nos entusiasma porque casi no sale de gira y esta será su primera presentación en México. Si alguien te ahuyentó de su música, estos datos estimularán tu curiosidad para que lo veas en vivo.
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Richard David James, mejor conocido como Aphex Twin, es uno de los primeros artistas bedroom producer, es decir, se trata
de un músico que deja de lado a disqueras, productores e ingenieros de audio para componer desde una computadora portátil.
Su álbum debut Selected Ambient Works 85-92 utilizó sampleos de varios lmes: “We are the Music Makers”, de Willy Wonka y la fábrica de chocolate (1971), “Green Calx”, de RoboCop (1987), y “Fooderstompf”, de La cosa (1982).
En 1995, el músico Karlheinz Stockhausen, una de las instituciones de la música electrónica alemana, hizo comentarios de algunos músicos entre ellos de Aphex Twin, a quien “humildemente” le recomendó escuchar su disco Song of the Youth para que conociera más sobre repeticiones y cambios de ritmo.
Richard no se quedó callado y le contestó: “Deberías escuchar algunos tracks míos, como ‘Didgeridoo’, así podrías parar de hacer música abstracta y patrones random que no puedes bailar”.
Este misterioso músico ha dejado de lado su apodo principal para producir y lanzar música bajo nombres como Blue Calx, Poligon Window, Q-Chastc, The Dice Man, Smojphace y Bradley Strider.
Se especula que cobra un millón de dólares por presentación, pero más allá de pararse frente a una computadora, su concierto cuenta con un enorme juego de luces y animaciones en vivo en el que le pone al público un diabólico filtro de su cara, desquitando el costo del boleto. Prepárate para ir del ambient más tranquilo al noise más atascado.
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