Durante los ochenta, el post punk tomó varios caminos, así fue como The Cure se inclinó más hacia hacia el pop y otros tomaron rutas inesperadas. Una de ellas fue la banda Dead Can Dance, que prefirió tomar el camino del art rock, el avant garde y el neoclassiocal dark wave.
Formados en Melbourne, Australia, y reubicados en Londres, Lisa Gerrard y Brendan Perry están por cumplir 50 años haciendo música que transita entre el rock y las melodías medievales. Debutaron en 1984 con un disco homónimo bajo el sello 4AD en el que incorporaron el yangqin —un tipo de dulcimer chino—.
Un año más tarde, presentaron Spleen and Ideal, disco con el que definieron su estilo, evolucionando su post punk hacia un dark wave instrumentado con cellos, trombones, violines y timpanos, de ahí que le nombrarán neoclássical.
Lisa Gerrard y Brendan Perry vuelven a la Ciudad de México para presentar Dionysus, disco dividido en dos actos que narran la historia de Dioniso, el dios griego del vino, el próximo 14 de mayo en el Auditorio Nacional, además de hacer una retrospectiva de su carrea que va de 1980 a 2020.
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